[…] Para empezar, debe tenerse en mente que en el período que nos ocupa ningún grupo social en Rusia excepto los nobles (dvorianstvo) disfrutaba del derecho de «libertad de movimiento», e incluso ellos se habían asegurado este derecho simplemente seis años antes, en el Fuero de la Nobleza [1785].
[…] Y hablando de manera más amplia, ningún estamento en la Rusia del siglo xviii (de nuevo exceptuando la nobleza posterior a 1785) poseía libertades o derechos generalizados […].
En Rusia, los derechos y libertades, tales como eran, venían por favor real y estaban ligados a deberes asumidos en nombre del Estado: eran concedidos invariablemente a individuos específicos y por períodos de tiempo limitados (nunca en posesión hereditaria).
[1]Así, habría sido el edicto de 1794 el que delimitó una zona de asentamiento judío y no al restringirla, sino al ampliarla.
Entre 1791 y 1917, periodo en que la Zona de Residencia existió, hubo varias reconfiguraciones de fronteras, por lo que ciertas áreas fueron abiertas y cerradas para el asentamiento judío, como el Cáucaso.
Asimismo, a los judíos se les prohibió vivir en comunidades agrícolas (así como en Kiev, Sebastopol y Yalta) y fueron forzados a vivir en pequeños pueblos de provincias, realizando la construcción de shtetls (del yidis שטעטל shtetl ‘poblado’).
En algunos periodos, se dieron dispensas especiales a judíos para vivir en las grandes ciudades imperiales, pero estas fueron escasas y algunos miles de judíos fueron expulsados a la Zona de Residencia desde San Petersburgo y Moscú a finales de 1891.
[6] Debido a su concentración en la Zona de Residencia, los judíos eran objetivos más fáciles para los pogromos.
Esto, junto con las represivas y discriminatorias leyes de mayo, en muchos casos devastó comunidades enteras.
Hasta principios del siglo xix cada pueblo mantenía a sus propios estudiantes avanzados, que aprendían en la sinagoga local con dirección rabínica de la comunidad.