Querubín
Su desplazamiento es veloz: «los seres iban y volvían, como si fueran relámpagos» (Ez 1:14).Existen discusiones por la grafía de la palabra que suena igual (krubím y crubín), pero en hebreo se escribe con otras letras (Éxodo 25:18).En algunas tradiciones del judaísmo se tiene la creencia en la existencia de los ángeles, y los querubines son incluidos en la jerarquía angelical.[3] En el otro extremo del espectro filosófico está la opinión de Rabí Moshé ben Maimón, más conocido como Maimónides.Los persas también incorporaron kerubes guardianes, como se pueden ver hoy día en las ruinas de Persépolis (Irán).Durante la cautividad babilónica o persa, este término pasa a la Biblia hebraica, y así prepara el traspaso al Nuevo Testamento, que le dará la forma definitiva.La palabra se encuentra testimoniada en acadio, asirio y babilónico, en escritura cuneiforme.