Persépolis

Numerosas expediciones arqueológicas han permitido comprender mejor las estructuras, su aspecto original y las funciones que cumplieron.

Muchos bajorrelieves esculpidos en las escalinatas y puertas del palacio representan la diversidad de los pueblos que componían el imperio.

Tiridatas, guardia del tesoro, hizo llevar ante Alejandro, cuyo ejército se acercaba, una carta de rendición en la que le ofrecía entrar en Persépolis como vencedor.

Habiendo hecho la población un acto de sumisión forzada o voluntaria, seguía, sin embargo, vinculada ideológicamente a Darío III, el soberano legítimo, y estaba en malos términos con los conquistadores.

La decisión fue, pues, incendiar el santuario dinástico persa para hacer patente a la población el cambio de poder.

Se agregan los servicios del dibujante Guillaume-Joseph Grelot, que describe la ciudad real en una obra cuya calidad es alabada por Rousseau.

En 1694, el italiano Giovanni Francesco Gemelli-Carreri anotó las dimensiones de todas las ruinas a las que llega y estudió las inscripciones.

Publicó sus trabajos en 1711: Reizen over Moskovie, door Persie en Indie, después en 1718 en francés: Voyages de Corneille le Brun par la Moscovie, en Perse, et aux Indes Orientales.

[28]​ Aunque su construcción se haya extendido durante dos siglos, Persépolis muestra una notable unidad de estilo que caracteriza al arte aqueménida: iniciado en Pasargada, acabado bajo Darío en Persépolis, no se notan evoluciones notables tanto en la arquitectura como en las decoraciones o en las técnicas.

Es utilizado, sobre todo, para representaciones de animales reales o mitológicos, a menudo incluso como elementos arquitectónicos en las puertas y los capiteles.

[38]​[39]​ El lado este de la terraza está formado por el Kuh-e Rahmat, en cuya pared rocosa están excavadas las sepulturas reales que dominan el sitio.

La fachada oeste constituye la entrada del complejo y presenta el acceso principal a la terraza bajo la forma de una escalera monumental.

Unos accesos secundarios pudieron existir en el tramo este, cuya altura era menor debido a la inclinación del suelo.

Unos vigas transversales habían sido puestas directamente sobre las cabezas, estabilizadas por las orejas o los cuernos del animal esculpido.

Sus dimensiones podrían permitir la recepción de diez mil personas, lo que facilitaba la audiencia del rey.

Por otra parte, su altura permitía al rey observar las ceremonias y desfiles que tenían lugar en la llanura.

Además, dos pasos cercanos permitían al rey retirarse a los apartamentos y barrios reales adyacentes.

La distribución por registros en filas definidas, y la rigidez de los asuntos evoca la influencia del estilo jónico severo.

Este último podría ser un ganzabara (gobernador del Tesoro), o un quiliarca (oficial comandante de la guardia).

Se accede por el norte por una escalera esculpida, cuyos relieves muestran principalmente a guardias medos y persas.

[89]​ Hadish es una palabra en antiguo persa que figura en una inscripción trilingüe en cuatro ejemplares, sobre el pórtico y la escalera: significa «palacio».

La atribución a Jerjes es seguraa, pues este, además de estas cuatro inscripciones, hizo grabar su nombre y sus títulos al menos catorce veces.

[90]​ El palacio está decorado con numerosos relieves en notable estado de conservación, que representan toros, leones, flores y bellotas.

Los soldados que componen las cinco filas inferiores pertenecen a muchas naciones, reconocibles por su tocado y armamentos.

Otra estructura llamada palacio G, se encuentra al norte del Hadish, y es una construcción post-aqueménida.

Son ruinas que aún no han sido excavadas completamente y visibles a 300 m al sur de la terraza.

Contienen principalmente textos administrativos reeditados en elamita, lengua de los cancilleres, entre 506 a. C. y 497 a. C., pero las tablillas reeditadas en arameo unos quinientos textos han sido descifrados;[104]​ una tablilla en acadio, una en griego, una en una lengua y grafía de Anatolia,[105]​ una en persa antiguo[106]​ han sido encontradas.

Esta transformación involuntaria en terracota ha permitido paradójicamente su mejor resistencia al tiempo evitando que se convirtiesen en polvo.

La ciudad habría sido ocupada solo durante las festividades de Noruz, y no tendría entonces más que una función ritual.

Tales monumentos no habrían tenido por función literal reflejar el poder o las riquezas del imperio, sino más bien responder a imperativos políticos inmediatos.

Capitales aqueménidas
Alejandro y Tais incendiando Persépolis. Pintura de Lodovico Carracci
Persépolis vista desde el sur, por Jean Chardin (1711)
Bajorrelieve, por Eugène Flandin (1840)
Pintura de Persépolis en 1865
Persépolis, vista de Kuh-e Rahmat
Columna de la Apadana, por Eugène Flandin, 1840
Estatua de un perro, proveniente de la torre sudeste de la Apadana, Museo Nacional de Teherán.
Plano de Persépolis
Escalera principal
Vía de las procesiones
Elementos de mármol gris, encima de una columna de la Apadana. Museo Nacional de Irán , Teherán .
Esquema de la escalera este de la Apadana
Entrepaño central y sus triángulos (Apadana, escalera este)
Zona triangular (Apadana, escalera este)
Cresta ornada de merlones almenados (Apadana, escalera este)
Delegaciones de las naciones sometidas (Apadana, escalera este)
Detalle de la delegación asiria (Apadana)
Delegación bactriana (Apadana).
Detalle de los guardias medos (segundo y cuarto) y persas (primero y tercero).
Detalle de un relieve del Tripylon
Procesión real (Hadish)
Vista del Tesoro
Darío recibe el homenaje de un oficial (Tesoro, reproducción)
Inscripción del Harén, de Jerjes I. Se trata de una inscripción bilingüe en persa antiguo (izquierda) y babilonio (derecha). (Museo nacional de Irán, Teherán)
Piedras talladas provistas de cuernos (terraza, ángulo sudoeste)
Toros colosales (puerta inacabada)
Cabeza de un toro (puerta inacabada)
Detalle de un relieve que sugiere que el rey ejerce su poder de Ahuramazda.
Vista panorámica de Persépolis