Significativamente, ambas comunidades habían sido advertidas oportunamente por los grandes profetas de la época, a saber, Elías e Isaías, respectivamente.
El reino de Judá obtuvo una considerable prórroga, gracias a la guerra que se libró entre Asiria y Babilonia.
Mas en 587 a. C., Nabucodonosor II conquistó Jerusalén, destruyó su templo y puso fin a la independencia de los hebreos.
Asimismo incubaron las primeras esperanzas mesiánicas, y creyeron que Yahveh los estaba poniendo a prueba para oportunamente producir un milagroso cambio en las circunstancias, que traería consigo el final de los tiempos y el restablecimiento de la independencia judía.
Los israelitas consiguieron mantener un estatuto semi-independiente hasta el fin del Imperio Persa, en 332 a .C.
[15] Los relevantes hechos históricos post-exílicos, como la reconstrucción del templo y las murallas de Jerusalén son relatados en el Tanaj hebreo, en el libro Esdras-Nehemías.
[16] En el judaísmo y el cristianismo primitivo, el relato bíblico del cautiverio, así como las invectivas de los profetas contra la ciudad, hicieron de Babilonia un símbolo del imperio opresor en ese período: Roma.
Se usó durante el Cisma de Occidente para criticar a los papas que residían en Aviñón.
Esta idea fue usada ampliamente en la discusión religiosa entre católicos y protestantes hasta el siglo XX.
[17] En las creencias rastafaris, Babilonia es un símbolo del Imperio Británico, su sucesor, los Estados Unidos y el capitalismo materialista, que esclavizaron a los pueblos africanos y los deportaron de su tierra natal, manteniéndolos oprimidos hasta la actualidad.