[1] Este enfrentamiento culminó con un golpe de Estado en el 67 a. C., aprovechando que Salomé se hallaba gravemente enferma.
Hircano abdicó pacíficamente en su hermano, retirándose de la vida pública y recibiendo a cambio una pensión vitalicia.
Escauro había escuchado las noticias de guerra en Judea, y viajó allí previendo obtener algún beneficio.
Aristóbulo envió un emisario para ofrecer cuatrocientos talentos de oro al romano, e Hircano hizo otro tanto.
Valorando las condiciones, Escauro se decantó por la oferta del rey, y envió emisarios a Aretas amenazándole con declararle enemigo de Pompeyo y del pueblo romano si no levantaba el sitio.
[7] Tras estos hechos, Aristóbulo hizo todo cuanto estuvo en su mano para mantener el favor de Roma.
Hircano II y los fariseos llamaron en su auxilio contra Aristóbulo al idumeo Antípatro.
Alejandro logró escapar de Roma y en el 60 a. C. protagonizó una revuelta para derrocar a Hircano II y aunque inicialmente tuvo éxito, fue derrotado por Aule Gabini, procónsul romano de Siria.