Amidá

Debido a su importancia, se le llama simplemente hatefila (התפילה, "la oración") en la literatura rabínica.

Las congregaciones conservadoras y reformistas a veces abrevian la recitación pública de la Amidá según sus costumbres.

Recitar la Amidá es un mitzvá derabanan (un mandamiento rabínico) pues, según la leyenda, fue compuesta por primera vez por la Gran Asamblea.

Las últimas tres bendiciones, conocidas como hoda'ah ("gratitud"), dan gracias a Dios por la oportunidad de servirle al Señor.

En los días de ayuno público también se dice en Minjá, y en Yom Kipur, en la Neilah.

En las congregaciones ortodoxas y en algunas conservadoras, esta bendición es cantada por los kohanim (los descendientes directos del clan sacerdotal Aarónico) en ciertas ocasiones.

Poco a poco se ha ido desarrollando la costumbre de recitar, al concluir lo anterior, la plegaria con que el rabino Mar hijo de Ravina solía concluir su oración:Dios mío, guarda mi lengua y mis labios de hablar engaños, y ante quienes me maldicen, enmudezca mi alma, y como polvo para todos.

En cuanto a los que piensan mal de [contra] mí, prontamente frustra su consejo y destruye sus conspiraciones.

Esta práctica se registró por escrito por primera vez en el siglo XVI y fue popularizada por el rabino Shela.

Rezando en solitario, en compañía o con un Minyán, cuatro son las ocasiones en las cuales se inclina el cuerpo hacia adelante durante la Amidá: En las mismas ocasiones el oficiante que reza la Amidá en voz alta se inclina.

Durante el Shabat y los días festivos, se añade una cuarta oración llamada Musaf.

Judíos rezando.