Tuvo un papel protagonista en la Reconquista y en la formación de los sucesivos reinos cristianos del occidente peninsular.Los territorios aproximados que formaron dicho reino fueron reconsiderados como región en el siglo XIX por medio del Real Decreto del 30 de noviembre de 1833, en la que se definió la moderna demarcación territorial española.Sin embargo, importantes partes del antiguo reino integran hoy esas tres provincias, parte de la tradicional Castilla la Vieja y las comunidades autónomas de Asturias, Extremadura y Galicia.La ciudad de León se convirtió en un punto estratégico en el reino debido a su historia, su potente fortificación romana, así como un centro neurálgico del territorio astur, cuya capital se había encontrado veinte kilómetros al sur, en la ciudad de Lancia.Tras la muerte de Alfonso III el Magno, el reino de Asturias se divide y queda repartido entre sus hijos: Al morir García I en 914 sin descendientes, Ordoño II se trasladó a León donde fue aclamado rey, lo que supuso que Galicia y León compartieran el mismo monarca, y el que trasladó definitivamente la capital del reino de Asturias desde Oviedo a León.Ello supuso la creación de un nuevo reino, el de León, que aglutinó al asturiano, ya que Fruela II permaneció en Asturias, pero reconociendo la primacía del reino leonés.Fernando provocó una guerra en la que murió el soberano leonés en la batalla de Tamarón contra la coalición castellano-navarra.Con Alfonso IX el reino se extendió por Extremadura, logrando una gran expansión territorial.El s. XIII fue un periodo en que los reinos peninsulares vivieron un auge de los sentimientos nacionalistas.Las ciudades comenzaron a desarrollarse cerca de fortalezas, monasterios o en las antiguas civitates romanas.León también se benefició del paso hacia el lugar santo.Aunque los dos reinos compartieran el mismo soberano, las Cortes de León continuaron durante mucho tiempo; incluso se legislaba por separado a cada uno de los dos reinos aunque hubiera una reunión conjunta.Entre ellos se encontraba el infante Juan, tío de Fernando, que reclamó sus derechos al trono y se proclamó rey de León, Galicia y Sevilla.[5] Este fue derrotado por Juan I y se volvieron a integrar los dos reinos en una misma corona.Este título fue adoptado desde el siglo X por los monarcas leoneses, como expresión de una idea hispánica unitaria, que implicaba la supremacía política de León frente a los demás reinos peninsulares que se estaban formando.Los reyes leoneses aspiraron a restaurar el estado hispanogodo, creyéndose herederos directos del último monarca visigodo, Don Rodrigo.Entre sus vasallos se contaban los reyes de Aragón, Navarra y Portugal, el conde de Barcelona y varios monarcas musulmanes, quienes a la muerte del Emperador, rechazaron la teórica supremacía política del título.Pero comenzaron a surgir comunidades rurales y urbanas para tomar decisiones sobre problemas de la vida cotidiana.[10] Durante su origen, el arte del reino de León se caracterizó por su expresión diversa y mestiza, floreciendo especialmente durante el siglo X y hasta la llegada del románico europeo.Aunque cristianos del norte, estas figuras estaban influidas por los gustos andalusíes, como lo evidencia la decisión del rey Alfonso III de enviar a su hijo a la corte de los Banu Qasi en Zaragoza.[14] El arte leonés durante los siglos IX a XI, al fusionar dos tradiciones aparentemente dispares, la septentrional cristiana y la meridional musulmana, logró crear un estilo promiscuo y original en el contexto del prerrománico europeo.Caracterizada por colores vivos, figuras a veces bárbaras e infantiles, elementos caligráficos, animales fantásticos y motivos arquitectónicos, la pintura evolucionó desde influencias bizantino-merovingias hacia un carácter islámico-carolingio.El rey Alfonso IX creó una enseña personal con un escudo que exhibía un león púrpura sobre fondo de plata.La Heráldica permitía la distinción entre nobles y surgió como una herramienta bélica para identificar aliados en los combates medievales.Los Fueros de León (1017), promulgados por Alfonso V, establecieron un marco jurídico avanzado para su tiempo, mientras que textos como las Glosas Emilianenses marcaron un paso hacia la transición del latín a las lenguas romances.En San Isidoro, además de albergar las reliquias del santo, se desarrolló un importante scriptorium que permitió la copia y difusión de manuscritos litúrgicos, jurídicos y científicos.Los peregrinos que atravesaban el reino contribuyeron a la difusión de ideas, estilos artísticos y prácticas litúrgicas, fortaleciendo los lazos entre León y el resto de Europa.[cita requerida] El contacto del reino de León con otros territorios también enriqueció su cultura.
Reconstrucción del estandarte de la corona de León, en tiempos de Alfonso VII. Según estudios vexilológicos, la disposición de la figura del león habría evolucionado desde la "pasante" original, hasta la posición "rampante".
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Mapa de 1841, realizado por J. Archer, que muestra para España la división territorial de Floridablanca. Valladolid y Palencia dentro de la Región de León.