[1] El merino era la figura encargada de resolver conflictos en sus territorios, cumpliendo funciones que en la actualidad son asignadas a los jueces.
Además administraba el patrimonio real y tenía alguna función militar.
El poeta y clérigo riojano Gonzalo de Berceo no les tenía simpatía, quizá a causa de sus desafueros o corrupción, y así escribió: "Por ende subió al cielo, donde no entra merino".
El nombramiento de merinos mayores fue muy habitual entre los diferentes reyes españoles a partir del siglo XIV.
Este cargo también se conoce con el nombre de adelantado mayor, usándose más corrientemente el de merino mayor para los territorios del norte (Castilla, León y Galicia), mientras que en los del sur (Andalucía y Murcia) se empleaba el de adelantado.