Historia de Portugal

Durante la segunda guerra púnica (final del siglo III a. C.) los Romanos intervienen en la península ibérica en contra de los cartagineses.

Los primeros contactos con griegos y fenicios (finales del II milenio a. C.) significaron el surgimiento de pequeños puestos comerciales costeros semipermanentes.

En la zona del actual Portugal las fuentes romanas localizan a pueblos que denominan Lusitanos, Galaicos o Gallaeci y los Conios.

Otras tribus menos significativas fueron los Brácaros, Célticos, Coelernos, Equesos, Grovios, Interamici, Leunos, Luancos, Límicos, Narbasos, Nemetatos, Pésures, Quaquernos, Seurbos, Tamagani, Taporos, Zoelas o Túrdulos.

Tras un acuerdo de paz, en 179 a. C., ideado por Tiberio Sempronio Graco, los pueblos lusos se sometieron a la que entonces era la República Romana.

Los pueblos bárbaros eran numéricamente inferiores a la población hispanorromana, por lo que su estrategia fue en primer lugar mantenerse como minoría dirigente estrictamente separada de la mayoría autóctona.

En el año 718 en Asturias se produce la primera revuelta, al mando de un noble visigodo llamado Don Pelayo.

Enrique gobernó para conseguir una autonomía completa en su condado y dejó una tierra portucalense mucho más libre de la que recibió.

Reclamando protección pontificia para la nueva monarquía, Alfonso Henriques se dirigió al papa Inocencio II, que declaró Portugal como tributario de la Santa Sede.

Con colonias establecidas por varios puntos del mundo, Portugal se convirtió rápidamente en un importante centro comercial, y junto con España, convertirían a la península ibérica en la mayor potencia mundial de la época.

Más tarde, Felipe IV de España intentó reducir esa autonomía, y los nobles portugueses temieron perder poder.

La guarnición de Ceuta no aceptó al nuevo rey y se mantuvo fiel a Felipe.

Tras la revolución portuguesa de 1820, que reclamaba el regreso del rey a Lisboa, Brasil se independizó.

El desgaste por la guerra en tres frentes llevó a que una parte del ejército diese un golpe de Estado en 1974 y prometiese la descolonización.

La última colonia portuguesa, Macao, dejó de estar bajo los dominios lusos en 1999, cuando se incorporó a China.

Felipe II era el pretendiente menos aventajado en cuanto a la genealogía, ya que era nieto de Manuel I por línea femenina, y además era extranjero.

Antonio huyó a las Azores, desde donde intentó continuar ejerciendo soberanía sobre Portugal hasta 1583, año en que fue expulsado de ellas por las huestes castellanas.

[6]​ Esta unión no supuso ningún cambio significativo, pues los reinos de Felipe II, tenían el mismo monarca, y seguían manteniendo sus ordenamientos jurídicos e instituciones propias.

El cardenal Richelieu apoyó a los portugueses y al duque de Braganza para que se levantaran contra los españoles.

Bajo el reinado de Juan IV, Portugal volvió a ser una potencia mundial y un país respetado en Europa.

Aquellos que se negaron a formar parte de él serían invadidos por los ejércitos imperiales franceses.

La ciudad de Lisboa también se sumó al movimiento, creándose una Junta Provisional cuyo objetivo era organizar unas elecciones para elegir a las cortes.

Estas actitudes generaron el descontento de 65 diputados brasileños, que abandonarían las cortes para regresar a Brasil.

Inspirada en la Constitución Francesa de 1791, consagraba la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), limitaba el poder del rey a una mera función simbólica, dando al gobierno todo el poder así como a las cortes, un parlamento unicameral elegido por sufragio indirecto y censitario, la potestad legislativa.

Tras la derrota de los absolutistas, la política portuguesa del siglo XIX estuvo marcada por las ideas liberales, aunque tampoco se logró la tranquilidad deseada.

Esas campañas crearon un nuevo cuerpo de oficiales africanistas y anti-liberales que posteriormente serían muy importantes en la historia portuguesa.

En 1908 el rey Carlos I y su príncipe heredero fueron asesinados a tiros por revolucionarios en la Praça do Comércio de Lisboa.

Sin embargo, al mantener su alianza tradicional con Inglaterra, hizo que Portugal mantuviera una neutralidad de signo opuesto a la española durante la Segunda Guerra Mundial.

Barroso formó una coalición en la que el líder del Partido Popular, Paulo Portas recibió la cartera de Justicia, Trabajo y Asuntos Sociales.

En febrero de 2005 tuvieron lugar las elecciones y en ellas el Partido Socialista logró por primera vez en su historia una mayoría absoluta.

revuelta de las monjas odivelas
Bandera del Condado de Portucale
Expansión de los íberos.
Imperio Romano , siglo III .
La provincia romana de la Lusitania, al suroeste de la península ibérica .
Expansión de los visigodos en la península ibérica.
Estatua de Ibn Qasi, señor de Mértola (1144-1147).
Bandera del Condado de Portucale
La batalla de Aljubarrota dio pie a la fundación de la Dinastía de Avís .
Lisboa a comienzos del siglo xvii
La Salida de Vasco da Gama hacia la India (1497).
Ceuta en el siglo xvi .
Mapa diacrónico que muestra las áreas que pertenecían al Imperio portugués en algún momento durante 1415 - 1999.
La victoria portuguesa en la batalla de los Guararapes , en 1649, puso término a la presencia neerlandesa en Brasil.
El Conde-duque de Olivares a caballo, retrato de Diego Velázquez , 1634, Museo del Prado , Madrid .
El Imperio Portugués durante el reinado de Juan III.
Extensión máxima del Imperio Portugués en el siglo XVII .
Mapa de 1710 que muestra las divisiones administrativas internas de los reinos de Portugal, Algarve y Brasil, dependientes de la monarquía portuguesa
Grabado mostrando la devastación provocada por el terremoto de 1755 en Lisboa.
Huida del príncipe regente y del resto de la familia real portuguesa a Brasil.
Las cortes generales y extraordinarias que aprobaron la primera Constitución portuguesa
Batalla de la playa de la Victoria en las Azores en 1829, parte de las guerras liberales.
Fernando II , de la familia noble alemana Sajonia-Coburgo-Gotha.
Marcha con la bandera de la Carbonaria en la plaza Marquês de Pombal el 5 de octubre de 1910.
Salazar contemplando una maqueta del puente de Santa Clara de Edgar Cardoso en Coímbra .
Mural conmemorador de la revolución de los claveles.