Se corresponde con la fase más agitada del período que la ciencia política denomina como transición portuguesa a la democracia.
Se organizaban comisiones y ocupaban viviendas vacías, más de 10 000 al final del proceso.
En mayo de 1974 se estableció un primer gobierno provisional, formado por civiles y presidido por Palma Carlos.
El general Spínola consideraba que si el ejército portugués mantenía el control del terreno en las colonias, podría organizar unas elecciones libres allí, garantizar los derechos de los colonos y eventualmente formar una federación de naciones lusófonas.
En este segundo gobierno entran a formar parte miembros del MFA como Meló Antunes.
El general tuvo que dimitir y el MFA nombró al general Francisco Costa Gomes como presidente de la República y asumió más protagonismo en el tercer gobierno provisional nuevamente presidido por Vasco Gonçalves; aun así Spínola apeló a lo que denominaba la "mayoría silenciosa" de portugueses que presuntamente no deseaban ver el gobierno dominado por la izquierda.
Igualmente se nombró el cuarto gobierno provisional otra vez liderado por el Brigadier Vasco Gonçalves.
Derrocado Spínola, se convocaron elecciones legislativas para la Asamblea Constituyente, programadas para celebrarse en abril de 1975.
Las elecciones también mostraron que Portugal era un país políticamente dividido entre el sur y el norte.
Muchas de estas manifestaciones acaban con ataques violentos a las sedes del Partido Comunista Portugués y más de 80 son destruidas, casi todas ellas en el Portugal al norte del Tajo.
La situación del verano de 1975, con la severa movilización anticomunista del norte y el Partido Socialista sacando a multitudes a la calle en Lisboa y Oporto para protestar contra al gobierno de Vasco Gonçalves hicieron claro que éste no podría gobernar pacíficamente.
En una nueva asamblea del MFA los moderados ganaron las votaciones y forzaron la dimisión de Vasco Gonçalves.
Mientras tanto, desde abril de 1974 cerca de 300,000 civiles portugueses que vivían en las ex colonias africanas (Angola, Mozambique, Guinea-Bisáu), debieron dirigirse a Portugal dejando atrás propiedades y empleos, causando mayor presión económica sobre el país que no estaba preparado para recibir a tantas personas.
Durante el otoño de 1975 las movilizaciones hacían que el país fuese casi ingobernable.
Ramalho Eanes fue nombrado por los socialistas como Jefe de Estado Mayor del Ejército Portugués.
Del proceso revolucionario surgió la Tercera República Portuguesa, con una constitución que contemplaba todas las garantías formales de una democracia moderna.
Sin embargo, una vez que empezó a funcionar el régimen democrático, los electores dieron el poder a partidos que renegaban del contenido socializante de la Constitución, tal como sucedió en las elecciones de los años posteriores donde triunfaron mayoritariamente los socialistas moderados a costa de los comunistas, y en las cuales la derecha conservó su amplia masa de votantes en el norte del país, que no le permitía formar gobierno pero sí actuar como segunda fuerza política del país, desplazando al PCP.