La Primera República se declararía en 1910, cuando la monarquía quedó abolida, y la Segunda se abrió tras el golpe de Estado del general Gomes da Costa en 1926, que estableció una dictadura militar, luego la Dictadura Nacional (1928) y el Estado Novo (1933).
El Estado se enfrentó a muchos problemas internos así como externos, entre los que destacaba la guerra colonial portuguesa.
Una vez derrocado se planteó la cuestión de qué sistema político seguir, habiendo discrepancias entre los propios militares.
Da Palma Carlos era un abogado de corte conservador, cuyas políticas chocaron con la opinión del presidente Spínola.
Antes del golpe, Spínola había establecido en su libro Portugal e o futuro (1974) que Portugal no podía ganar la guerra de forma militar, debido a la escasez de recursos materiales, pero Caetano seguía imponiendo la fuerza militar como única respuesta.
Por otro lado, el MFA tenía interés en terminar con los riesgos que corrían los soldados portugueses en la guerra africana.
Como Spínola, pertenecía al ala conservadora del MFA y era jefe de su Estado Mayor, pero Da Costa Gomes intentó hacer reformas silenciosas.
Con todo, Macao permaneció como parte de Portugal, aunque se consideró un territorio chino bajo administración portuguesa.
El Consejo tenía como finalidad controlar la actuación del presidente y poner veto a las decisiones que este tomara.
Con ello terminó la fase comunista de la revolución, que había destacado por el caos en la política interna.
Soares también comenzó la lenta integración de Portugal en las relaciones internacionales, que durante el Estado Novo se habían interrumpido.
Sin embargo, los socialistas no lograron la mayoría absoluta en el Parlamento, aunque eran la fracción más fuerte (con 102 de 230 diputados).
Su gran éxito fue aliarse con la oposición socialista para llevar a cabo una reforma constitucional, con la cual Portugal afianzaría el normal desarrollo del sistema parlamentario.
A Pinto Balsemão le faltaba el carisma de su antecesor y no pudo mantener la unión en la coalición conservadora.
La Alianza Democrática se dividió, de forma que el Gobierno perdió la mayoría parlamentaria y Balsemão debió dimitir.
Asimismo, la coalición comunista-ecologista Alianza Pueblo Unido consiguió ascender hasta el 18,55 % de los votos y volver a situarse como la tercera fuerza política con 44 escaños.
El antiguo primer ministro pero aún líder del partido, Pinto Balsemão, se enfrentó a su contrincante político Aníbal Cavaco Silva.
Este había sido ministro de Finanzas durante el gobierno de Sá Carneiro, y dudó si unirse al nuevo Gobierno tras la muerte del primer ministro, pues se consideraba el legítimo sucesor del malogrado líder democristiano.
Más debilitado quedó el CDS, que continuó su declive tanto en sufragios (10,22 % del total válido, casi 140 000 menos) como en diputados (con 22 frente a los 30 anteriores).
Condenado a prisión, permaneció preso durante cinco años hasta que se reabrió el proceso en 1990 y obtuvo la libertad condicional.
Al contrario de las anteriores, el resultado estaba abierto porque Eanes ya no se podía presentar.
Zenha había sido durante muchos años amigo personal de Soares y miembro fundador del Partido Socialista.
En cambio, la derecha presentó a Diogo Freitas do Amaral, un de los fundadores del CDS, como su candidato.
Tras ese debate, el expresidente Eanes asumió durante un corto período la dirección del partido, sin lograr mejorar los resultados.
Tras esta reforma se permitió que muchas de las empresas estatales fueran privatizadas, tales como industrias y bancos públicos.
En cambio, los socialistas resurgieron hasta un 44,61 %, siendo por primera vez desde 1985 la fuerza más votada —no obstante, sin la mayoría absoluta, con 112 de 230 diputados—.
El presidente Soares logró nombrar a António Guterres, de su mismo partido, como primer ministro.
Guterres pasará en 1999 a suceder al francés Pierre Mauroy como presidente de la Internacional Socialista.
El presidente Sampaio se mantuvo escéptico, pero no pudo evitar que Santana Lopes fuera elegido primer ministro.
Portugal pasó a estar durante un corto período en manos de un presidente y un primer ministro socialista.