Como militar, destacó en las campañas de pacificación de las colonias, en África y en la India,[2] y en la I Guerra Mundial.
Como político, fue el líder que la derecha conservadora encontró para liderar la Revolución del 28 de mayo de 1926,[2] con comienzo en Braga (esto tras la muerte del general Alves Roçadas, que debería haber sido su jefe).
Sin embargo, su gobierno no duró mucho más que el de Mendes Cabeçadas; el 9 de julio del mismo año, una nueva contrarrevolución liderada por el general Óscar Carmona derribó a Gomes da Costa.
Carmona, ahora presidente del Consejo de Ministros, lo envió al exilio en las Azores[2] y lo hizo mariscal del ejército portugués.
[2] En septiembre de 1927 regresó a la metrópoli, falleciendo en condiciones miserables dos años después.