Por otra parte, debido a que las operaciones militares eran consideradas de seguridad interna por las autoridades portuguesas, el término "guerra" tampoco era utilizado.
Por estas razones, el término utilizado generalmente por los medios militares portugueses era el de campañas ultramarinas.
Por eso, a lo largo del siglo XX, el sentimiento nacionalista, fuertemente impulsado por la Primera y Segunda Guerra Mundial estaba patente en todos los movimientos europeos, por lo que no era sorprendente que se notase también en las colonias, ya que también muchos de sus nativos participaban en ellas, exponiendo la paradoja de la celebración de la victoria en la lucha por la liberación en territorio colonial, aún sometido y dependiente.
Éstas, estarían llamadas a considerar con otra legitimidad las reivindicaciones del llamado Tercer Mundo, que para mantener el equilibrio en las relaciones internacionales de la Guerra Fría, debían canalizar los sentimientos autonomistas para su beneficio, como zona de influencia.
La Guerra Colonial establecía así incompatibilidades entre la estructura militar (fuertemente influenciada por las potencias occidentales de régimen democrático) y el poder político.
Por otro lado, en 1961, tras una corta guerra, la India anexaría las colonias portuguesas de Goa, Damán y Diu, lo que fue un aliciente para el nacimiento de las guerrillas que sustentarían la lucha contra la metrópoli, si bien este episodio suscita indefiniciones sobre si forma parte o no de la guerra colonial, al haber sido un enfrentamiento entre estados.
Oliveira Salazar falleció en 1970, pero estaba ya apartado del poder desde 1968 por problemas de salud, habiendo sido reemplazado en el mando político por Marcelo Caetano.
En este ambiente, la Acción Revolucionaria Armada (ARA) y las Brigadas Revolucionarias (BR) inician una forma de resistencia violenta contra el sistema colonial portugués, dirigiendo sus ataques principalmente contra el ejército en el Portugal peninsular.
Inclusive diversos sectores empresariales empezaban a dudar que las colonias, como manifestaba insistentemente la propaganda del Estado Novo, fueeran "fundamentales para la subsistencia del país", infiriendo contrariamente que un país como Portugal (pobre y atrasado para los estándares de la Europa Occidental de la segunda mitad del siglo XX) despilfarraba dinero inútilmente en una costosa guerra colonial.
La guerra colonial se llevó a cabo, principalmente, en medios rurales, donde las fuerzas de guerrilla independentistas tenían mayor facilidad de movimiento, y donde le era más difícil al ejército portugués desplazar grandes contingentes que controlasen todo el territorio.
Esto motivó que muchos líderes guerrilleros africanos, como Samora Machel o Agostinho Neto, propugnasen la preparación de sus fuerzas para una larga lucha de baja intensidad, previendo que se tardaría años expulsar a las autoridades coloniales.
En Angola, además, varios movimientos guerrilleros competían entre sí (el MPLA, la UNITA, y el FNLA), a menudo violentamiente.
Aunque tal objetivo de "integración" no se logró en vista de que el Gobierno portugués seguía favoreciendo ante todo los intereses metropolitanos, sí hubo numerosos africanos que por diversas razones (discrepancias políticas con los independentistas, mejor nivel de vida o simple lealtad a la metrópoli) apoyaron al gobierno colonial portugués y se enrolaron en las tropas portuguesas.
En aquel momento, las tres guerras se encontraban en un relativo estancamiento donde las tropas portuguesas no habían eliminado a las guerrillas, pero a su vez el PAIGC, el FRELIMO y sobre todo el MPLA y las otras guerrillas angoleñas ni siquiera controlaban todo el territorio rural de sus respectivas colonias.
Aunque la descolonización era un evento ya practicado en otros lugares de África, en el Imperio colonial portugués no hubo directivas específicas para cada caso.
Esto ocurriría también en Mozambique más adelante, con una guerra civil entre el FRELIMO y la RENAMO, a partir de 1977.