Batalla de Aljubarrota

La guerra de los Cien Años devastaba Francia, epidemias de peste negra se llevaban vidas en todo el continente, la inestabilidad política dominaba y Portugal no era una excepción.

En 1383, dicho rey portugués murió sin hijos varones que heredasen la corona.

Este tratado estipulaba la unión entre Beatriz y Juan de Castilla, pero manteniendo la independencia portuguesa.

Dada la lentitud con la que avanzaban los castellanos, Nuno Álvares Pereira tuvo tiempo para escoger un terreno favorable para la batalla, asistido por los expertos ingleses.

En la retaguardia, aguardaban los refuerzos mandados por Juan I de Portugal en persona.

En esta posición, altamente defensiva, los portugueses esperaron la llegada del ejército castellano protegidos por la vertiente de la colina.

Las patrullas castellanas habían verificado que la vertiente sur de la colina tenía un desnivel más suave y era por ahí por donde pretendían atacar.

La retaguardia castellana demoró en prestar auxilio y en consecuencia los caballeros que no murieron fueron hechos prisioneros.

Tras este percance, la restante pero substancial parte del ejército castellano entró en la contienda.

En cuanto los castellanos estuvieron desorganizados, los portugueses redispusieron sus fuerzas dividiendo la vanguardia de Nuno Álvares Pereira en dos sectores, para afrontar la nueva amenaza.

Atrapados entre los flancos portugueses y la retaguardia avanzada, los castellanos lucharon desesperadamente por la victoria.

Entre los fallecidos en combate por el bando castellano se contaron personajes del más alto escalafón social y nobiliario, lo que causó gran luto entre la nobleza de Castilla entre los nobles muertos en combate estaban: Contingentes enteros se perdieron... por ejemplo del contingente soriano, comandado por Juan Ramírez de Arellano, sólo pudo regresar un soldado, que sería asesinado por su padre al grito de «... antes que cobarde, quiero mejor verte muerto...», un absurdo pero que refleja el fanatismo que en cuestiones de guerra imperaba entre la población en general en esa época...

Años más tarde, la introducción de la artillería, con su capacidad destructiva, terminó por hacer obsoleta a dicha caballería (aunque todavía en el siglo XIX se intentó mantener, sin razón, a la caballería como un cuerpo de combate).

Batalla de Aljubarrota
Pintura del siglo XVII, de Friar Manuel dos Reis . El rey Juan I de Portugal hace voto a la Virgen María de que, si vence en la batalla de Aljubarrota (1385) contra Castilla, construirá un monasterio en ese lugar para agradecer su ayuda (el futuro Monasterio de Batalha ).
El señor de Hita y de Buitrago cede su caballo al rey Juan I en Aljubarrota , Luis Planes , 1793, óleo sobre lienzo, 125 x 168 cm , Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando .