En 1884, el Ayuntamiento de Valladolid decidió levantar un monumento a su figura, para lo cual se acordó abrir una suscripción popular.
El escultor vallisoletano Aurelio Rodríguez Vicente Carretero ofreció al Ayuntamiento una propuesta para su construcción que fue aceptada por la corporación municipal.
Era este un proyecto caracterizado por su austeridad lo que en último término determinó la materialización del mismo.
En 1901 fue aprobada su instalación en la plaza Mayor, pero el monumento fue inaugurado finalmente en 1903 debido a problemas en el suministro de bronce y a la controversia en torno a la autoría del pedestal, pues aunque el diseño se encontraba en la memoria de Carretero se apuntó la posibilidad de que fuera el arquitecto municipal quien finalmente lo realizase.
El relieve que encara la acera de San Francisco presenta un escudo coronado, una figura femenina sentada y el lema: