[6] A mediados de 1871, Justo Rufino Barrios, junto a Miguel García Granados y otros generales y disidentes, organizó una revolución para derrocar al gobierno conservador del Mariscal Vicente Cerna.
[7] Cuando el pueblo católico se alzó en protesta de estas disposiciones, Barrios promulgó el siguiente decreto: A sus conciudadanos: Resuelto firmemente a llevar a cabo los saludables fines que envuelve la revolución democrática que [...] de tantos sacrificios ha [...] en nuestra patria, no esquiva, ni esquivaré medio alguno para [...] y [...] en resultados prácticos.
[7] Finalmente, en marzo de 1873, se decretó que el clero secular estaría sujeto a las cortes civiles, se decretaba la libertad de culto y las órdenes religiosas fueron puestas bajo el control del gobierno.
[7] Durante su gestión continuó la política iniciada en la anterior presidencia, emprendiendo un vasto programa de reformas que abarcaron, entre otros aspectos, a la Iglesia, la economía y la educación.
Se estableció la educación pública gratuita, a través de escuelas en todo el país, suprimiéndose paralelamente las hermandades y órdenes religiosas, que habían sido pilar fundamental del gobierno conservador de Rafael Carrera.
En agosto se iniciaron movimientos sísmicos en el área de Chimaltenango, pero nadie les puso atención pues la población estaba acostumbrada a que temblara con cierta frecuencia; es más, no impidieron que se celebrara una gran gala en honor al enlace matrimonial del presidente Barrios con su joven esposa.
[14] Para 1881, las relaciones entre el presidente Barrios y los representantes de la Iglesia católica habían mejorado considerablemente, y el presidente Barrios envió a su amigo personal -y antiguo sacerdote- Ángel María Arroyo como ministro plenipotenciario ante la Santa Sede para trabajar en un nuevo concordato, que sustituyera al Concordato de 1852.
Hay otras veinticuatro iglesias, un hospital, una universidad, una escuela de medicina, y una prisión.
El decreto establecía lo siguiente para los indígenas: Como resultado de este reglamento, hubo un notable aumento de las exportaciones, y se activó el intercambio con los países capitalistas; tanto los antiguos conservadores aristócratas como los nuevos terratenientes cafetaleros se vieron beneficiados con estas medidas.
Se calcula que para 1898 -año en que se inició el gobierno del licenciado Manuel Estrada Cabrera-, los alemanes habían invertido en Guatemala más de ciento veinte millones de dólares norteamericanos.
Numerosas historias se cuentan sobre el destino de los presos que fueron encarcelados en sus celdas durante su gobierno.
Estando ya comprometido con otra dama, Martí se casó en 1878 y a los pocos meses murió María de una enfermedad pulmonar agravada por haber nadado con unas amigas.
Barrios y del Valle se comprometieron a poner mil hombres para dicha causa, pero los hechos políticos se precipitaron en contra de Valle, debido a la desconfianza de Barrios por la permanencia en el Gobierno del mariscal González, que fungía como vicepresidente luego de haber sido presidente antes que Valle.
Al verse en esta la situación el mariscal Santiago González envió al presidente Valle, a Jacinto Castellanos y a E. Mejía para negociar con Barrios, con quien llegaron a un Acuerdo de Paz en Chalchuapa el 25 de abril, bajo condición de que Valle dejara la presidencia y el mariscal González la dirección del ejército, dejando las plazas de Santa Ana y San Salvador a las fuerzas guatemaltecas.
Su ideólogo y ministro general fue Ramón Rosa, con quien emprenderían una ardua labor de transformar a la nación hondureña siguiendo los preceptos liberales que ya habían utilizado en Guatemala.
[35] Barrios envió entonces una escueta nota al gobernante hondureño Soto, con el fin de que se anulase a José María Medina de una vez por todas y solicitaba que fuera fusilado.
[36] Soto averiguó que Medina había viajado al occidente de Honduras para refugiarse en territorio gobernado por conservadores bajo la protección del general Ezequiel Marín; ya conociendo el paradero de Medina, envió emisarios a prenderlo.
Pero Costa Rica, El Salvador y Nicaragua se aliaron para oponerse a las pretensiones de Barrios.
El 2 de abril de 1885, Barrios amaneció en San Juan Chiquito, a corta distancia de Chalchuapa, y al despuntar el alba fue junto con su Estado Mayor a notificar a todos los cuerpos del ejército del plan para atacar Chalchuapa y para cortar el camino hacia Santa Ana.
[45] La versión oficial de los liberales guatemaltecos, relatada por el historiador Federico Hernández de León, es la siguiente: Tras tres horas, Barrios regresó al campamento de las fuerzas guatemaltecas a descansar, estando allí le informaron que el batallón Jalapa no quería pelear y que el coronel Girón pedía permiso para fusilar a algunos insubordinados; Barrios montó en su yegua y se fue a ver que sucedía.
[46] Entraron a Chalchuapa por la ruta de Río del Molino, llegando rápidamente a las primeras casas del poblado; allí, montado en su yegua, agachado sobre el cuello del animal daba instrucciones a sus oficiales, cuando de pronto recibió un balazo que le penetró por la clavícula derecha y le rompió el corazón.
[47] Al verlo, un miembro de su Estado Mayor gritó: «¡El patrón ha caído!», y en pocos momentos se supo la noticia, provocando una desbandada en las tropas guatemaltecas.
de "Casa Blanca" y al efecto se puso en marcha hacia aquel lugar con la Brigada Girón, compuesta por los jalapas.
una bala enemiga le hirió mortalmente y fue retirado en el acto del campo de combate.
Este lamentable acontecimiento dio lugar para que algunos cobardes soldados de Jalapa que vieron caer al benemérito General Barrios, se retiraran del lugar del combate y divulgasen ante algunas tropas tan triste suceso.»[49] También murieron en esa batalla el general Venancio Barrios, hijo del presidente y quien solamente iba como acompañante sin estar al mando de tropas;[48] el coronel Girón, causa de que Barrios fuera al frente del Batallón Jalapa; el señor Urbano Sánchez, yerno de Barrios,[48] y el oficial Adolfo V. Hall, a quien Barrios había ascendido a teniente coronel cuando se habían alzado los soldados del Batallón Jalapa.
José Monteros, y se reunió con la comitiva mortuoria en Cuilapa, Santa Rosa el 3 de abril.
[52][53] La familia abandonó el país casi inmediatamente tras los funerales y se marchó hacia Nueva York, donde residía parte de la familia Aparicio, quienes se dedicaban a la exportación de café desde Guatemala.
Francisca Aparicio se instaló con sus hijos en una hermosa casa ubicada en la 5.ª avenida número 855, frente al parque Central de Nueva York.
Los salones estaban adornados con plantas raras, en un escenario decorado por un tramoyista de la Metropolitan Opera House.
Los Barrios y Aparicio se trasladaron a España, en donde el ministro liberal Antonio Cánovas del Castillo fue su enlace con la nobleza española.
«Soy joven, fuerte soy, soy inocente
Y ni el suplicio ni la lucha esquivo; Me ha dado Dios un alma independiente, Pecho viril y pensamiento altivo. Que tiemblen ante ti los que han nacido Para vivir de infamia y servidumbre, Los que nunca en su espíritu han sentido Ningún rayo de luz que los alumbre: Los que al infame yugo acostumbrados Cobardemente tu piedad imploran; los que no temen verse deshonrados porque hasta el nombre del honor ignoran. Yo llevo entre mi espíritu encendida La hermosa luz del entusiasmo ardiente; Amo la libertad más que la vida Y no nací para doblar la frente. Por eso estoy aquí do altivo y fuerte Tu fallo espero con serena calma; Porque si puedes decretar mi muerte, jamás podrás envilecerme el alma. ¡Hiere! Yo tengo en la prisión impía La honradez de mi nombre por consuelo; ¿qué me importa no ver la luz del día Si tengo en mi conciencia la del cielo? Nada me importas tú, furia impotente, Víctima del placer, señor de un día; Si todos ante ti doblan la frente Yo siento orgullo en levantar la mía. Quiero que veas que tu furia arrostro Y sin temblar que agonizar me veas, Para lanzarte una escupida al rostro Y decirte al morir: ¡maldito seas!» |