En 1821 intentó ingresar al Ejército en clase de Cadete, en los cuerpos de Línea, pero no fue aceptado por su corta edad;[1] en esa época, había un puesto intermedio entre el oficial y el sargento primero, a la que únicamente podían optar aquellos que eran hijos de los militares españoles en las provincias coloniales.
[3] En esta campaña estuvo en prisión casi un año en El Salvador junto con José Batres Montúfar, insigne poeta guatemalteco.
En cambio, yo le daba de inglés y admiré la facilidad y prontitud con que aprendió a traducir esa lengua.» Regresó a Guatemala, en donde fue continuó prisionero hasta que fue liberado pocos días después; sin embargo, con la derrota del gobierno conservador de Mariano de Aycinena y Piñol a manos del general liberal hondureño Francisco Morazán en 1829, el conservador Clan Aycinena del que era miembro la familia García Granados fue expulsado de Centroamérica, sus bienes confiscados y muchos tuvieron que devolver los sueldos que habían devengado durante el gobierno conservador entre 1825 y 1829.
[10] De acuerdo al historiador guatemalteco Antonio Batres Jáuregui en su obra América Central ante la Historia, Carrera resolvió el asunto de la siguiente forma: «Oiga coronel, ¿usted cree en sueños?
Entonces desperté azorado, me palpitaba recio el corazón, y dije: ¡Qué es lo que he hecho!
García Granados, naturalmente, no se dio por entendido; pero, al siguiente día, don Luis Batres Juarros, que era mentor de Carrera, fue a ver a su hermano político don Miguel que estaba todavía en la cama, como acostumbraba, hasta las doce del día — y le dijo: Dos semanas después ya estaba García Granados, junto con su esposa, en camino hacia París.
[12] Fue diputado de la Asamblea Legislativa de Guatemala; luego de la muerte del presidente vitalicio conservador general Rafael Carrera[b] en 1865, se convirtió en el principal dirigente del partido liberal, que se oponía al gobierno conservador del mariscal Vicente Cerna y Cerna; tuvo que marcharse al exilio en México tras el movimiento revolucionario que fracasó en Palencia, en 1870, con la muerte del Mariscal Serapio Cruz.
[25] En su lugar quedó como presidente provisorio interino el teniente general Justo Rufino Barrios, quien aprovechó los días de ausencia de García Granados para implementar los cambios que él quiso: Ahora bien, García Granados pese a su educación esmerada, no fue capaz de gobernar al pueblo guatemalteco, conformado en su mayoría por indígenas analfabetos que no tenían trabajo pues el añil ya no se producía debido a la invención de los tintes sintéticos.
[26] Debido a que la vida disipada de García Granados puso en peligro la gestión liberal en Guatemala, fue forzado a convocar a elecciones presidenciales en las que resultó elegido el general Justo Rufino Barrios;[26] al entregar el poder, la Asamblea Nacional Legislativa, por medio de un decreto firmado por el General Barrios y todos los diputados, declaró «Benemérito de la Patria» a García Granados.
[27] En 1877 llegó a Guatemala el insigne poeta José Martí, quien empezó a dar clases en los recién fundados Instituto Nacional Central para Varones y Escuela Normal para Varones.
En ese tiempo, todos los catedráticos de estas instituciones eran intelectuales de altos quilates, incluyendo al español Valero Pujol, el alemán Edwin Rockstroh y el poeta cubano José Joaquín Palma, quienes se reunían en tertulias intelectuales por las noches.
A su cortejo fúnebre asistieron miembros del Gobierno, Ejército, Asamblea Nacional, Municipalidad y personas particulares que lo acompañaron al Cementerio San Juan de Dios;[f] su oración fúnebre fue pronunciada el Doctor Lorenzo Montúfar, reconocido ministro del gabinete, catedrático e historiador liberal.