La iglesia se encuentra en el extremo suroeste de La Antigua Guatemala a ocho cuadras del Parque Central, en dirección a la población de Santa María de Jesús sobre la Calle de los Pasos, que es la calle donde se encuentran las capillas que corresponden a los pasos del Vía Crucis que instalaron los franciscanos y en los cuales se realizaban ritos religiosos durante la Semana Santa.
[1] Se mantiene a la fecha en buen estado y la iglesia está abierta al público.
[3] Interrumpiendo una importante labor misional, los terremotos de 1717 resquebrajaron el templo y la casa conventual.[4].
[15] En 1804, el arzobispo Peñalver y Cárdenas decidió crear la parroquia de El Señor San José en Antigua Guatemala, la cual incorporó a tres parroquias provisionales que funcionaban en las antiguas iglesias de Candelaria, San Sebastián y Los Remedios.
[17] No solamente se destruyó completamente el pueblo de Parramos,[18] [19] sino que bandas de forajidos armados con cuchillos y otras armas punzocortantes intentaron asaltar a los damnificados y robarles lo poco que les quedaba; afortunadamente, las bandas fueron capturadas por la policía del gobierno del general Justo Rufino Barrios y ejecutadas sumariamente.
[17] Otro testigo indicó que el pueblo de San Miguel Dueñas quedó totalmente destruido, y quienes lograron sobrevivir salieron huyendo buscando áreas más seguras.
En total, hubo US$300,000 en pérdidas; los poblados afectados aparte de Antigua Guatemala, Dueñas, Parramos y Patzicía, fueron Jocotenango, San Pedro Sacatepéquez, Ciudad Vieja y Amatitlán.
Sin embargo, tras morir Barrios en 1885, el gobierno de su sucesor, el general Manuel Lisandro Barillas, nunca llegó a ratificar este Concordato que, por lo tanto, nunca entró en vigencia.
Originalmente, se pensaba que la imagen del Señor Sepultado, correspondía a finales del siglo XVII y que se mencionaba por primera vez en un inventario del año 1731, habiendo sido una imagen de Jesús Crucificado, que estuvo en convento del Oratorio de la Escuela de Cristo como «Cristo de la preciosa Sangre».
Cuando llegó a la iglesia de Los Remedios, se comunicó con el cura encargado, Hermenegildo Morales, y acordaron que las esculturas permanecerían en la iglesia a cambio de ciento veinte pesos, que fueron recaudados por los fieles.
La imagen del Santo Sepulcro tiene la peculiaridad de poseer goznes en los hombros, cadera y cuello, posibilitando las ceremonias de crucifixión y del descendimiento.