[4] Administrativamente está formado por el núcleo que le da nombre, Toro, y por una serie de asentamientos de diferente carácter, como son el pequeño núcleo rural, con tratamiento de barrio, llamado Tagarabuena, la urbanización denominada El Gejo, y seis asentamientos menores como son La Estación, Monte la Reina, Granja Florencia, Villaveza, Villaguer y Estancia Piedra.
Su casco histórico acoge auténticas joyas monumentales, entre las que destaca la Colegiata de Santa María la Mayor.
[5] El topónimo de esta ciudad se asocia normalmente con el macho bovino adulto, es decir, con el toro.
Es una de las localidades ribereñas del río Duero, cuyo cauce atraviesa el término en sentido este-oeste.
Además, no es habitual la presencia de nieve, pero sí que las heladas se extiendan a la primavera.
Una población que, según Navarro Talegón, cabe identificar con la «Arbocala», cuya conquista por Aníbal es mencionada por Tito Livio en sus «Décadas».
Los restos arqueológicos más abundantes fueron localizados en Tagarabuena, pedanía situada a un kilómetro de Toro.
[5][12] Leovigildo, rey de los visigodos, organizó en 573 una campaña contra los suevos, en la que estos últimos fueron derrotados en sucesivas ocasiones.
El resultado final fue la sumisión del rey Miro a la supremacía visigoda, convirtiéndose en un federado de su corona.
Así lo atestiguó el cronista del rey Alfonso III de Asturias, el obispo Sampiro.
Junto a ellos participaron gentes del norte, principalmente asturianos, vascones y navarros.
Dicha posición estratégica le facilitó que adquiriera de forma rápida una notable relevancia, y con ello un importante desarrollo urbano.
[5][16][17][18] La repoblación de Toro resultó imprescindible para la consolidación cristiana al norte del Duero.
Sin embargo, las fuentes cristianas e islámicas silencian el nombre de Toro en relación con estas aceifas.
[17] A partir del siglo XII la ciudad se convirtió en un centro de poder político, religioso y militar.
En este sentido, el poder militar se articuló en torno a la plaza del Alcázar, el poder civil municipal en la plaza Mayor y el religioso construyó a partir de 1160 la colegiata de Santa María la Mayor y se reservó el espacio público previo.
Durante esta época el poder religioso mantuvo su cuota de poder —debido a los notables beneficios económicos que aportaba a la monarquía—, la nobleza se posicionó en un protagonismo de primer orden y se implantaron las instituciones civiles del alcalde o el juez.
[5] En el siglo XIV se desarrolló aún más la actividad comercial y artesana en Toro.
Este notable empuje económico dejó su impronta en la estructura urbana de la ciudad, siendo su mejor ejemplo los numerosos monasterios, conventos, hospitales y viviendas señoriales que se construyeron.
Durante este conflicto Toro se unió a las filas comuneras, aunque sin incidentes como en otros lugares.
Está en la ribera derecha del Duero, donde tiene un gran puente, al fin de una llanura hermosa, y fértil.
Contiene 21 parroquias, 14 conventos de ambos sexos, 3 hospitales, y algunos quarteles, todo lo qual manifiesta la grandeza que tuvo en otro tiempo, hallándose en el día reducida a unos 7500 habitantes.
No lo es menos por la completa victoria que en sus inmediaciones consiguió D. Fernando el Católico contra Alfonso Vº rey de Portugal, en el año 1476.
Surgen las primeras estructuras industriales importantes relacionadas con la agricultura, como los silos del Servicio Nacional de Trigo, la Azucarera o la Granja Florencia.
Por el contrario, durante esta centuria se produjo la decadencia ciertas actividades económicas tradicionales como la alfarería, de las que llegaron a coexistir hasta treinta alfares a comienzos de siglo, siete tras la Guerra Civil y una durante las últimas décadas del siglo y hasta su desaparición en la primera década del siglo XXI.
Estos le dieron una custodia, la sacristía, bóvedas y una capilla mayor con retablo donde bajo sus armas fueron enterrados.
No obstante, los monarcas y sus descendientes siguieron conservando el derecho a ser enterrados en la capilla mayor.
[44] Su deterioro se acentuó con la ocupación por las tropas francesas y un incendio habido durante la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Pero además, junto a este patrimonio edificado, la ciudad cuenta con un importante patrimonio arqueológico, que muestran el origen celtíbero de la ciudad y su relación con el pueblo vacceo que dominó estas tierras.
Con el fin de evitar que es esta interesantísima ciudad se lleven a cabo construcciones y reformas urbanísticas que poco a poco mermen sus valores histórico-artísticos, tan bien conservados hasta nuestros días, procede colocarla bajo la protección del estado mediante su declaración de Ciudad monumental.