Segunda República española en el exilio

En la zona leal a la República se inició el 5 de marzo de 1939 un golpe de Estado encabezado por el coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro, y apoyado por todas las fuerzas políticas que abogaban por poner fin a la guerra civil ya que la consideraban completamente perdida, y entre las que se encontraban los socialistas «antinegrinistas», encabezados en Madrid por Julián Besteiro, los anarquistas y los republicanos de izquierda.

Se formó entonces un Consejo Nacional de Defensa que inició las conversaciones con el bando sublevado pero el Generalísimo Franco, como ya había reiterado en numerosas ocasiones, sólo aceptó la rendición incondicional del Ejército Popular Republicano.

La resolución aprobada contenía una frase «un tanto misteriosa» que parecía dejar la puerta abierta a una negociación con las democracias occidentales y con Franco: «Completamos nuestro pensamiento, declarando que si hubiera posibilidad legal y realidad práctica de gobierno, no sería, a nuestro juicio, conveniente su existencia como tal por razones obvias de tipo nacional e internacional».

Además, se otorgaba a sí misma el control de los recursos financieros de la República —las cuentas bancarias abiertas en bancos extranjeros y el «tesoro del Vita» que había sido llevado a México—.

Sin embargo, según Enrique Moradiellos, «el llamamiento de Negrín no tuvo eco decisivo más allá de los círculos del exilio cercanos a su figura y línea política durante la propia guerra civil».

[20]​ En la primavera de 1942, el Movimiento Libertario del exilio vivió una grave crisis al estallar las tensiones latentes desde el final de la guerra entre los «colaboracionistas», encabezados por Juan García Oliver y Aurelio Fernández, y los «apolíticos», que apoyaban al consejo nacional con sede en París que encabezaban Esgleas y Montseny.

La ANC acordó reconocer al presidente de la Generalidad en el exilio, Josep Irla, como la más alta autoridad constitucional catalana.

[25]​ Juan Negrín respondió a este mensaje rompiendo con los comunistas, lo mismo que con los republicanos refugiados en Gran Bretaña.

[26]​ El gobierno de Euskadi siguió actuando en el exilio francés, pero la invasión alemana obligó al lehendakari José Antonio Aguirre a esconderse durante más de un año en Bélgica y en Berlín, hasta que consiguió un pasaporte que le permitió abandonar Alemania.

[29]​ Tras la capitulación de Francia ante los alemanes, Companys fue detenido por la Gestapo y entregado a las autoridades franquistas.

Especialmente el PCE contaba con un contingente armado respetable, basado en antiguos guerrilleros españoles que habían luchado dentro de la Resistencia Francesa; el PCE también había patrocinado la Unión Nacional Española desde noviembre de 1942 como "frente antifranquista" bajo la dirección de comunistas españoles, pero otros partidos republicanos no se unieron a la misma.

La jefatura más ortodoxa del PCE, liderada por Santiago Carrillo, destituyó a Monzón por este fracaso y mantuvo sólo algunos reductos de maquis antifranquista operando en España, considerando que era un grave error promover una revuelta armada a gran escala cuando la dictadura franquista aún era potente.

a su iniciativa, y allí anunció que se iba a formar un gobierno provisional de la República española, que se instalaría en España en cuanto cayera el régimen franquista, tras la previsible derrota de Alemania.

Como sólo asistieron 72 diputados —aunque otros 49 se adhirieron por escrito—, los socialistas «prietistas» arguyeron que no existía el quórum suficiente para dar validez a la reunión, por lo que en la segunda sesión, prevista para el 17 de enero, no se podría aprobar la formación del Consejo Nacional de la República española.

[42]​ En la reunión de Yalta, los "Tres Grandes" (Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña) acordaron «que todos los países liberados y los que actuaron en la órbita del nazismo elijan libremente a sus gobiernos por medio de elecciones libres», lo que suponía en la práctica una amenaza directa para la supervivencia del régimen franquista tras una derrota alemana.

De hecho, el 10 de marzo de 1945 el presidente Roosevelt informó a su embajador en Madrid, Norman Armour, que «nuestra victoria frente a Alemania conllevará el exterminio del nazismo e ideologías afines», por lo que «no hay lugar en las Naciones Unidas para un gobierno fundado en los principios del fascismo».

[45]​ En concordancia con lo pactado en Yalta, el régimen franquista quedó excluido de la Conferencia de San Francisco que daría nacimiento a la ONU, y a la que sí fueron invitados como observadores políticos republicanos del exilio.

Giral reunió un gran conjunto de fuerzas políticas desde el PCE con Santiago Carrillo hasta Castelao (galleguista) y Rafael Sánchez-Guerra (republicano conservador).

El Gobierno de Rodolfo Llopis (febrero de 1947) no prescindió del PCE, como hubiera querido Indalecio Prieto y su ala del PSOE, y resulta todo lo plural que se podía, estando representadas organizaciones de todo el arco parlamentario, desde el PNV vasco a la CNT.

La entrevista entre Indalecio Prieto y José María Gil-Robles, patrocinada por Gran Bretaña en octubre de 1947, no consigue una aproximación clara entre izquierdas y derechas opuestas a Franco y causa problemas a los monárquicos próximos a la dictadura franquista, que aún esperaban contar con el apoyo de Gil-Robles para su causa.

México fue el primer país en reconocer como legítimo al gobierno en exilio de la II República española constituido como tal en agosto de 1945, y tal decisión fue mantenida por el Estado mexicano hasta 1977, cuando las relaciones diplomáticas entre México y España se restablecieron.

Similar colaboración otorgó México a los exiliados españoles desde su acogida por el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río en 1939, dándoles diversas facilidades para establecerse en suelo mexicano.

No obstante, en la práctica, esta situación no alteró que ambos países mantuvieran diversas relaciones comerciales y culturales sin dificultad durante más de treinta años, pese a la ausencia de contacto diplomático.

Los países de Europa Oriental bajo influencia soviética (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Bulgaria, Rumania) se rehusaron a establecer relaciones diplomáticas con la España franquista pero sí reconocieron a la República española en el exilio tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial.

Pese a ello, la Unión Soviética nunca emitió un reconocimiento oficial en favor del gobierno exiliado y cuando el PCE se apartó definitivamente del gobierno republicano, los países de Europa Oriental aliados a la URSS retiraron su reconocimiento a la República española en el exilio, justificando tal decisión en que la ONU tampoco la reconocía.

Con las primeras tensiones de la Guerra Fría (como el Bloqueo de Berlín), el aislamiento del régimen franquista empieza a ser descartado por Estados Unidos, quien en pleno auge de la Doctrina Truman está dispuesto a otorgar ayuda financiera y política a todo país que se oponga al comunismo soviético.

[54]​ En febrero de 1959 las conversaciones mantenidas durante varios años por UR y IR para fusionarse, en las que también participó inicialmente el Partido Republicano Federal,[55]​ llegaron a buen término y así nació Acción Republicana Democrática, que en su congreso fundacional celebrado en París en junio de 1960 se acordó añadir el término Española por lo que su nombre definitivo sería Acción Republicana Democrática Española (ARDE).

Asúa residía en Buenos Aires y encargó la formación de gobierno a otro exiliado en la capital argentina, Claudio Sánchez Albornoz.

[60]​ Sánchez Albornoz se trasladó a París y allí no tuvo otra opción que constituir su gobierno contando con «los de siempre» (Fernando Valera, José Maldonado, Julio Just, Félix Gordón Ordás y el general Herrera).

Este le reiteró su confianza a Sánchez Albornoz, pero al no conseguir formar un gobierno más representativo dimitió en febrero de 1971.

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Ministerio de Hacienda en Madrid, en cuyos sótanos instaló el coronel Segismundo Casado el cuartel general del Consejo Nacional de Defensa que derribó al Gobierno de Juan Negrín .
Tumba de Manuel Azaña en el cementerio urbano de Montauban , Francia . Falleció en el exilio el 3 de noviembre de 1940.
Visado de entrada en los Estados Unidos expedido a Indalecio Prieto (1941)
Holborn Town Hall, donde Juan Negrín pronunció su histórico discurso del 18 de julio de 1942, en el que reafirmó que seguía siendo el presidente del gobierno de la Segunda República española en el exilio.
Diego Martínez Barrio , presidente de las Cortes republicanas en el exilio y fundador de Acción Republicana Española .
Juan García Oliver , líder del sector "colaboracionista" del Movimiento Libertario , cuando fue ministro de Justicia del gobierno de Largo Caballero durante la guerra civil española .
Dolores Ibárruri , La Pasionaria , Secretaria General del PCE tras la muerte de José Díaz en 1942.
El lehendakari José Antonio Aguirre en el exilio francés (abril de 1939)
Paredón del castillo de Montjuic donde fue fusilado el president Lluís Companys el 15 de octubre de 1940.
Indalecio Prieto , que consiguió impedir que las Cortes republicanas aprobaran la formación de un Consejo Nacional de la República, que hiciera las veces de gobierno en el exilio.
El presidente estadounidense Harry Truman se dirige a los participantes en la Conferencia de San Francisco , de la que el régimen franquista fue excluido, y a la que sí asistieron como invitados destacados políticos republicanos.
Sala de Cabildos del antiguo ayuntamiento de la Ciudad de México , donde se reunieron las Cortes republicanas el 17 de agosto de 1945.
Número 35 de la Avenida Foch de París, sede de la Presidencia y del Gobierno de la República en el exilio desde febrero de 1946.
Álvaro de Albornoz fue presidente del Gobierno de la República en el exilio entre agosto de 1948 y julio de 1951. Renunció al cargo tras la revocación de la condena del régimen franquista acordada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 1950.
La visita del presidente estadounidense Eisenhower a España en 1959 , considerada como el símbolo del fin del aislamiento internacional del régimen franquista , indignó a los republicanos. El gobierno republicano en el exilio presidido por Félix Gordón Ordás dimitió, siendo sustituido por uno encabezado por el general republicano Emilio Herrera .
Busto del monumento levantado en Ávila a Claudio Sánchez Albornoz , presidente del Gobierno de la República en el exilio entre enero de 1962 y febrero de 1971.