Los antiguos egipcios tampoco se limitaron a la navegación fluvial del Nilo, y utilizaron las rutas marítimas del Mediterráneo existentes desde el Neolítico (por las que se habrían difundido durante milenios fenómenos culturales como el megalitismo o la metalurgia).
Los fenicios, a quienes los griegos consideraban sus maestros en la navegación, y que también son citados en la Biblia (barcos de Tiro suministraban al rey Salomón mercancías provenientes de lugares lejanos, incluido Tarshish —Tartessos—, a ese mismo destino llevaba un barco fenicio a Jonás, hasta que la tripulación le arrojó al mar al responsabilizarle de la tormenta que amenazaba con hundirles),[7] habrían sido la primera civilización mediterránea que navegó por alta mar al remo[8] y a la vela, guiándose por el Sol durante el día, y por la Estrella Polar durante la noche.
En el primer tercio del siglo XV, las expediciones chinas lideradas por Zheng He llegaron hasta las costas africanas del Índico; se ha llegado a proponer la posibilidad de que hubieran llegado al Atlántico Sur e incluso hasta América y Europa, pero tal propuesta no ha pasado de ser una especulación no admitida académicamente.
En el siglo VI los bizantinos consiguieron retomar su control, y en el siglo VII fueron los árabes los que acabaron de dividir el espacio mediterráneo;[11] al que llegaron a acceder incluso vikingos y normandos.
[15] Hasta el siglo XVI la hegemonía hispano-portuguesa en la navegación fue patente en campos como la geografía y la cosmografía.
[16][17] Se ha argumentado que la conjunción de "cañones y velas" dio a los Estados europeos la ventaja para imponerse al resto,[18] inaugurando el moderno "sistema mundo".
Incluso entonces, el optimismo desmedido que caracterizó al diseño naval de la época sufrió un duro golpe con el hundimiento del Titanic (1912).
El observador puede saber por tanto que su posición está en algún punto de este círculo.
A la altura observada con el sextante, es necesario aplicarle una serie de correcciones para compensar la refracción atmosférica, paralaje y otros errores.
Una vez hecho esto, es necesario resolver por métodos matemáticos y trigonométricos un triángulo esférico.
El presagio de una navegación feliz era el delfín, por lo cual vino su representación a ser el símbolo que llevaban todas las naves.
A sus pies, se ven la ampolleta, la brújula, el tridente de Neptuno y las riquezas del comercio mientras que en el horizonte, terminado por un faro, se divisa el mar surcado por naves que bogan a toda vela.