Al comienzo de su reinado se enfrentó a los mismos problemas que sus inmediatos antecesores, con algunas revueltas en Arzawa, en Tarhuntassa, en Alasiya y en Siria.
Aparentemente, fue capaz de sofocar todas estas rebeliones.
[1] De acuerdo con algunos historiadores, (Claude Schaeffer, Horst Nowacki, Wolfgang Lefèvre), ésta y las siguientes victorias fueron conseguidas, probablemente gracias a barcos de Ugarit.
[2] Sin embargo, pronto se vio bajo la amenaza de los pueblos del mar, que asolaron todo Oriente Próximo.
Hattusa fue destruida por el fuego, y su sitio sólo fue reocupado más de 500 años después por los frigios.