[23] La cruza entre M. a. artemisiae y M. a. obscurus ha estado ocurriendo desde que ambas subespecies se pusieron en contacto en la década de 1930 en la Sierra Nevada; el tamaño de M. a. artemisiae se redujo en el área en donde convive con la otra subespecie, la cual naturalmente presenta una talla menor.
[20] Incluso ella presenta indicios de iridiscencia verdosa, aunque su coloración más apagada le brinda un buen camuflaje mientras busca nidos en los que depositar sus huevos.
[20] Graham (1988) y Rothstein (1994) identificaron al tordo cabecicafé como la especie que había experimentado la mayor expansión en su distribución entre todas las aves norteamericanas.
Temple (1983) concluyeron que la cantidad de ejemplares había estado creciendo constantemente entre 1900 y 1980 en los once estados meridionales al sur del paralelo 37° norte desde Texas hasta el océano Atlántico, a donde la mayoría de ejemplares del este migra para pasar los meses invernales.
[16][24] Un incremento en su éxito reproductivo derivado de la exposición a nuevas y vulnerables especies hospedadoras posiblemente también esté relacionado con esta tendencia.
[16][24] Conforme a un estudio publicado en 1993, las poblaciones de esta especie estaban reduciéndose en Arizona, aumentando ligeramente en Idaho e incrementándose marcadamente en Montana.
[4][47] Según Peter E. Lowther, aumentos demográficos significativos (información de BBS 1966 - 1987) se dieron en Georgia, Carolina del Norte, Iowa, Dakota del Norte, Utah y Colorado, mientras que se registraron disminuciones significativas en Minnesota, Míchigan, Wisconsin, Nueva York, Rhode Island, Ohio, Ontario (Canadá), Virginia Occidental, Tennessee, Nuevo Brunswick (Canadá), Oklahoma y Texas.
[20] Butcher y Niven (2007) argumentan que la especie ha sufrido una disminución pequeña o estadísticamente insignificante en su población en América del norte en su conjunto durante las últimas cuatro décadas.
Estos sitios incluyen árboles, arbustos y otras estructuras que excedan la altura promedio de la vegetación circundante.
[35] La distancia a los terrenos agrícolas, como prados, tiene una fuerte influencia sobre la presencia de los tordos cabecicafé (Goguen y Mathews, 1999).
En otros lugares, sin embargo, han sido avistados en altitudes aún mayores, como en Colorado —a 2.895 m (Hanka, 1985)— y en California, en donde el 41% de los 114 sitios en los que fueron vistos por Rothstein y otros (1980) se encontraban por encima de los 2.400 m sobre el nivel del mar.
Bent afirmó que la migración otoñal comienza en septiembre, pero tiene lugar principalmente en octubre, con algunos individuos quedando aún en su área de distribución estival bien entrado noviembre.
[19] En ocasiones también se posan sobre el lomo de estos mamíferos y extraen las garrapatas e insectos que encuentren sobre ellos.
H. Warren (1890) aseveró que los tordos cabecicafé consumen moras, cerezas silvestres, Vitis aestivalis y otras bayas.
[57] La temporada reproductiva inicia en abril, culmina en mayo, comienza a declinar en junio y continúa de manera esporádica en julio.
[4][60] Los predadores de los polluelos incluyen la culebra corredora constrictor (Coluber constictor), la víbora ratonera (Elaphe obsoleta) y el arrendajo azul (Cyanocitta cristata).
Harold S. Peters (1936) lista un piojo, dos moscas, una garrapata y otras dos especies de ácaros como ectoparásitos del tordo cabecicafé oriental.
[35] De acuerdo con Arthur Cleveland Bent, sus hábitos alimenticios son decididamente más beneficiosos que perjudiciales, provocando muy poco daño a los cultivos y eliminando muchos insectos nocivos.
Si la telemetría resulta demasiado costosa, los tordos cabecicafé pueden ser censados visitando potenciales sitios de alimentación, especialmente al mediodía y a la tarde.
Si sus áreas de alimentación son reducidas, es más probable que la captura con trampas sea efectiva (Rothstein y otros, 1987).
[16] Una vez que se identificó la presencia de tordos cabecicafé en un área, deben llevarse a cabo estudios para determinar la tasa parasítica en las especies más vulnerables.
[25] Sin embargo, es poco probable que la captura con trampas sea efectiva sobre áreas amplias tales como bosques nacionales.
Pueden estar constituidas por distintos paneles que se ensamblen y desarmen fácilmente si existe la necesidad de trasladar las trampas.
Las trampas deben contar con objetos sobre los que puedan posarse y agua, preferentemente en puntos desde los cuales la abertura de entrada a la jaula no sea directamente visible.
Sin embargo, las aves con las alas cortadas no deben parecer heridas, puesto que esto podría afectar la captura de otros ejemplares.
En las montañas Wichita (Oklahoma), nueve trampas fueron usadas para proteger aproximadamente 75 territorios del víreo (Grzybowski, información no publicada).
Sin embargo, los tordos cabecicafé son sensibles a la actividad cerca de las trampas, incluyendo una prolongada presencia humana.
En consecuencia, la efectividad del control poblacional en esos sitios de descanso es difusa, no protegiendo ninguna población amenazada en particular.
[70] A medida que los hábitats se ven crecientemente fragmentados, esta disfunción reproductiva puede causar decrecimientos regionales en las poblaciones de especies migratorias.
[16] Otra técnica destinada a reducir el parasitismo del tordo cabecicafé implica colocar huevos artificiales o infértiles dentro de los nidos (Ortega y otros, 1994).