Si bien en épocas tempranas la avena no tuvo la importancia del trigo o la cebada, en Asia Central se cultivaba en buena cantidad, aunque se la consideraba una mala hierba.
Es exigente en agua por su alto coeficiente de transpiración, aunque el exceso puede perjudicarla.
La avena contiene proteínas similares a la gliadina del trigo, denominadas aveninas, que son capaces de provocar reacción en una parte de personas celíacas.
[2] A esto se suma que la avena frecuentemente está contaminada con otros cereales con gluten.
[5] Tradicionalmente se consideraba que el único problema con la avena era la contaminación con otros cereales con gluten, por lo que en muchos países está permitido desde hace tiempo el uso de «avena pura» en alimentos «sin gluten».
Este cereal se utiliza principalmente para la alimentación del ganado, como planta forrajera y en menor cantidad para alimentación humana, aunque no es muy utilizada por estos, a pesar de sus propiedades energizantes.
Se le suelen añadir otros ingredientes para endulzarla y hacer más gratificante su sabor.
Se ha producido la avenización en la gastronomía, al sustituir el uso de la leche animal por la bebida de avena, en especial para personas alérgicas o intolerantes a la leche, en los distintos platos y recetas.