El patrón repetido es la reproducción sexual en especies isógamas con dos o más tipos de apareamiento con gametos de forma y comportamiento idénticos (pero diferentes a nivel molecular) a especies anisógamas con gametos de tipos masculinos y femeninos a especies oogamas en las que el gameto femenino es mucho más grande que el masculino y no tiene capacidad para moverse.
La mayoría de las especies animales que se reproducen sexualmente tienen solo dos sexos (macho o hembra).
En algunas especies, las hembras pueden coexistir con los hermafroditas, un sistema donde se pueden alternar los dos sexos durante el ciclo de vida.
[13][14][15] La palabra hembra proviene del latín femella, la forma diminutiva de femina, que significa "mujer".
Durante varios siglos, en inglés, usar la palabra hembra (female) como sustantivo se consideraba más respetuoso que llamarla mujer o dama y era preferido por esa razón;[1] sin embargo, en 1895,[18][19] la moda lingüística había cambiado, y el término hembra a menudo se consideraba despectivo, generalmente con el argumento de que agrupaba a los humanos con otros animales.
En el siglo XXI, el sustantivo hembra se utiliza principalmente para describir animales no humanos, para referirse a seres humanos biológicamente femeninos en un contexto técnico impersonal (por ejemplo, "Las hembras tenían más probabilidades que los machos de desarrollar una enfermedad autoinmune"), o para expresar imparcialmente incluir una variedad de personas sin referencia a la edad (p.
[22][23] El término hembra también puede referirse a la forma de conectores, como clavijas eléctricas, tornillos y equipos técnicos.
[24][25] Históricamente, el principio femenino no sólo constituía una connotación sexual, sino también un arquetipo con cualidades propias, que en el dinamismo bipolar de la filosofía china correspondía al Yin, caracterizado por un movimiento centrípeto e implosivo, frente al Yang masculino, y viceversa, centrífugo y expansivo.
[26] Incluso en Occidente, además, para el filósofo Juan Escoto Erígena la separación de los sexos era originalmente un hecho cósmico,,[27] que se reflejaba en la división humana entre varón y mujer como consecuencia del pecado.