La desnudez en el arte ha reflejado por lo general los estándares sociales para la estética y la moralidad de la época en que se realizó la obra.
Sin duda debido al clima, los egipcios solían llevar poca ropa, taparrabos y faldellines los hombres, vestidos de lino transparente las mujeres.
En especial, las figuras de nereidas ganaron una gran popularidad e influenciaron al arte producido con posterioridad a todo lo largo del Mediterráneo.
En estas escenas abunda el desnudo, con clara tendencia al erotismo, que se muestra sin tapujos, como una faceta más de la vida.
Su forma alargada, bulbosa, de pechos pequeños y vientre abultado, se convirtió en el prototipo del desnudo femenino gótico, que perduraría durante doscientos años.
Aun así no quedó satisfecho, y en sus últimas obras volvió a las formas bulbosas del arte gótico, como en La muerte de Lucrecia (1518).
Es una desnudez orgullosa, casi desafiante, la maja nos mira directamente, con aire pícaro, juguetón, ofreciendo la belleza sinuosa de su cuerpo para deleite del espectador.
Su obra más famosa es Eros y Psique (1798), que pese a su factura academicista su riqueza cromática le otorga una emoción de refinada evocación lírica.
Otras obras suyas son: Nabucodonosor (1795), Newton (1795), Europa sostenida por África y América (1796), Satán en su gloria original (1805), El torbellino de los amantes.
El baño turco (1862) quizá sea su obra más famosa, y la culminación de los estudios que durante toda su vida dedicó al desnudo.
[153] El desnudo académico supuso la estandarización en unas premisas clásicas sujetas a estrictas reglas tanto temáticas como formales, supeditadas al ambiente generalmente puritano de la sociedad decimonónica.
Recibió cierta influencia de Miguel Ángel y Delacroix, pero en esencia su obra fue innovadora, aportando nuevas tipologías al tema del desnudo.
Siguieron la estela de Rodin escultores como Antoine Bourdelle (Hércules arquero, 1909), Camille Claudel (La implorante, 1894-1905; La madurez, 1899-1913), Joseph Bernard (La joven del caldero, 1910) y Charles Despiau (Eva, 1925).
Discípulos suyos fueron: su yerno Francisco Pons Arnau (Composición), Ignacio Pinazo (Desnudo de frente, 1872-1879), Rigoberto Soler (Nineta, Después del baño) y Julio Moisés (Eva, Pili).
Aristide Maillol se inició en la pintura, con gran interés por la figura femenina en la naturaleza (Mediterránea, 1898; La ola, 1898; Dos desnudos en un paisaje, 1900), para pasar posteriormente a la escultura, donde encontró su medio de expresión más idóneo: La noche (1902-1909), Mediterránea (1902-1923), Acción encadenada (1906), Ciclista joven (1908), Bañista secándose (1921), La Venus del collar (1930), Las tres ninfas (1930-1937), La Montaña (1937), El río (1938-1943), El Aire (1939).
Esta temática fue sintetizada en obras sobre bañistas que sus miembros realizaron preferentemente entre 1909 y 1911 en sus estancias en los lagos cercanos a Dresde: Alsen, Dangast, Nidden, Fehmarn, Hiddensee, Moritzburg, etc.
Así se percibe en desnudos como: Danza alrededor del becerro de oro (1910), Naturaleza muerta con bailarinas (1914) y El entusiasta (1919).
[198] Max Pechstein realizó en 1914 un viaje por Oceanía, recibiendo como tantos otros artistas de la época la influencia del arte primitivo y exótico: Mujer e indio sobre una alfombra (1909), Al aire libre (Bañistas en Moritzburg) (1910), Tres desnudos en un paisaje (1911), Amanecer (1911), La danza, bailarines y bañistas en el estanque del bosque (1912), Tríptico de Palau (1917).
[207] Jules Pascin expresó en su obra el desarraigo y la alienación del desterrado, así como las obsesiones sexuales que le marcaron desde su adolescencia.
Estos autores pretenden destruir la idea de Belleza, Desnudo, Armonía, todos aquellos ideales que el arte académico trataba con mayúsculas.
Sus desnudos, tanto masculinos como femeninos, parecen amasijos de carne amorfa, que se retuerce y libra una lucha desesperada por la existencia.
Son desnudos crudos, epidérmicos, expresivos, íntimos, es el ser humano despojado de cualquier accesorio, puro y libre tal como viene al mundo.
[244] Mel Ramos realizó obras de un erotismo más evidente, cercano a la pornografía, con figuras femeninas que parecen pin-ups, como en Miss Corn-Flakes (1964) o Philip Morris.
En 1958 empezó sus «antropometrías», donde una modelo desnuda —que él llamaba sus «pinceles vivientes»—, embadurnada de pintura, se acostaba sobre un lienzo, dejando la huella de su cuerpo pintada en la tela, en diversas improntas que variaban según la posición del cuerpo, o según el movimiento, ya que a veces hacía girar a las modelos sobre la tela.
En ocasiones, también realizaba «antropometrías en negativo», es decir, situando la modelo delante de la tela y pulverizando pintura, con lo que quedaba marcada su silueta.
El grupo Accionismo vienés (Günther Brus, Otto Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler) realizan automutilaciones, incidiendo en su propio cuerpo.
Entre los diversos movimientos posmodernos destacan la transvanguardia italiana y el neoexpresionismo alemán, así como el neomanierismo, la figuración libre, etc.[264] En Italia, Sandro Chia realiza una obra autobiográfica, retratando momentos de su propia existencia, junto a referencias de la historia del arte, especialmente los artistas que más le interesan, como Cézanne, Picasso o Chagall.
[271] Perteneció al mismo grupo Sarah Lucas, autora de instalaciones, collages y ready-mades en los que muestra el lado oscuro del sexo (Pauline Bunny, 1997).
Estas figuras solían representarse en tribhaṅga («triple flexión»), una postura con un sinuoso movimiento que forma tres curvas, típica de la escultura india desde entonces.
[287] Tras la apertura de Japón a Occidente, a mediados del siglo XIX, el arte japonés contribuyó al desarrollo del movimiento conocido como japonismo, y diversos artistas europeos coleccionaron shunga, entre los que destacan Aubrey Beardsley, Edgar Degas, Henri de Toulouse-Lautrec, Gustav Klimt, Auguste Rodin, Vincent van Gogh y Pablo Picasso.