La presencia del Colegio Alemán de Barcelona y la American School of Barcelona en el municipio atrae a familias de inmigrantes adinerados que optan por educar a sus hijos en dichos centros.
[6] El término procede del latín vulgar spluca, variante de spelunca (cueva, gruta).
El nombre se encuentra ya en documentos de época medieval, con variantes como Spelugues, Splugues o Spelunca.
Se añadió más tarde el apelativo Llobregat para diferenciarlo de otros territorios con nombre igual o similar.
Ocupa el antiguo Hostal de Picalqués, construido durante siglo XVIII.
Actualmente el edificio está protegido como bien cultural de interés local.
Consta de una nave central con capillas laterales construidas entre los contrafuertes.
En el lado izquierdo del edificio se alza el campanario, cuadrado, con cuatro ventanales de medio punto, la esfera del reloj delante y un remate de hierro en la parte superior para sostener las campanas.
Esplugas cuenta con numerosas zonas verdes, entre los que podemos encontrar: Es una calle sinuosa del casco antiguo protegida como bien cultural de interés local por la presencia de antiguas masías del siglo XVI como Can Cargol y Can Bialet, actualmente transformadas en residencias.
La Fábrica Pujol i Bausis, fundada se cree en 1858 y conocida popularmente como "La Rajoleta", fue una de las empresas catalanas de cerámica más importantes durante el modernismo catalán.
[24] Asimismo, varios espluguenses han destacado en el mundo del deporte, entre los que destacan el corredor de trial Ot Pi, el balonmanista Antonio Ugalde y los futbolistas Benito Joanet y Víctor Ruiz.
En cuanto a las vías públicas, conviene destacar obras como: Prototipo Montesa 1947-1970 (Josep Maria Subirachs, 1971), Esplugas al Bajo Llobregat (Agustí Guasch, 1985), Homenaje a Laureà Miró (Marcel Martí, 1985), Al Maestro (Eduard Estartús, 1995), Plenitud (Jorge Egea, 1999), Argo (Manel Marzo-Mart, 1999), Conmemoración de la Constitución (Joaquim Lluís Martínez, 2000) y Alma (Jaume Plensa, 2013).