Apolo de Belvedere

Actualmente ha recuperado parte de su antigua fama, y aunque varios estudiosos todavía sean críticos con respecto a su mérito artístico, se ha consagrado como la más conocida de las representaciones del dios, y como un icono muy popular.

Su simbolismo e iconografía atravesaron los siglos y permanecen hasta hoy influyentes en la cultura occidental.

Calza sandalias y tiene un cuerpo atlético, pero de moldeado suave, está desnudo; es todavía joven, pero ya es un hombre adulto, como muestra su semblante impasible; sin embargo, permanece impúber como una imagen de belleza y juventud eternas, sus atributos; un manto se envuelve en torno del cuello, cae por la espalda y sus pliegues continúan envolviendo el brazo izquierdo, extendido horizontalmente.

[5]​ Nada se sabe acerca de su procedencia, su autoría es incierta y el análisis estilístico no es concluyente.

En general, se cree que es una copia de la época Antonina de un original griego en bronce, perdido, de autoría atribuida ahora al ateniense Leocares, activo en la fase final del período clásico, a veces a un escultor desconocido del período helenístico, pero puede ser también una creación romana original, en una relectura ecléctica del canon clásico griego.

Si la conexión fuera correcta, eso colocaría su datación entre 350 y 325 a. C.[3]​ El problema es que tanto Plinio como Pausanias citan la obra pero no la describen, volviendo la cita una evidencia débil,[8]​[9]​ y no sobrevivió ninguna otra obra atribuible con seguridad a Leocares, lo que podría establecer un reconocimiento definitivo por afinidades estilísticas.

[3]​ Por otro lado, guarda una gran semejanza estilística con la Diana de Versalles, una escultura por tradición atribuida a Leocares,[10]​ y ya fue sugerido que ambas estatuas podrían originalmente haber formado un mismo conjunto.

[3]​ Su datación se vuelve más problemática por constatarse que varias de sus características no pertenecen al clasicismo típico, pero pueden ser variaciones introducidas por el copista.

[3]​ Las circunstancias de su redescubrimiento no están enteramente claras y hay varias hipótesis al respecto.

En 1532, se ordenó una restauración, en la cual Giovanni Angelo Montorsoli retiró el material que sobraba de su mano derecha, completó pérdidas en ambos brazos, alteró levemente la posición del antebrazo derecho, añadió la parte superior ausente del carcaj de flechas, aumentó la altura del tronco del árbol, retiró una unión de mármol entre el muslo derecho y el tronco y recreó las dos manos, además de reparar varios pequeños daños superficiales en toda la estatua.

En un poema, el humanista Evangelista di Capodiferro lo usó para dar una dignidad y brillo apolíneos al pontificado de Julio.

El propio papa hacía frecuentes alusiones al dios sol de la mitología griega y a la estatua en particular, estableciendo una íntima asociación simbólica con ella.

Se multiplicaron otras reproducciones, su imagen fue transportada a otros contextos,[25]​ ilustró libros de anatomía[28]​ e influenció a otros artistas visuales, entre ellos Durero, Miguel Ángel y Goltzius, y literarios como Giambattista Marino.

Goethe, en su viaje a Roma, dijo que le tenía, "con aquel su aire sublime de libertad y vigor juveniles", junto con unas pocas otras obras excepcionales, conquistado su corazón "a tal punto que todo el resto quedaba oscurecido",[31]​ y Schiller lo vio como la corporificación ideal de la humanidad completa, uniendo gracia y dignidad en una única persona.

[37]​ La obra maestra despertó también la codicia de Napoleón Bonaparte, que la confiscó del Vaticano en 1797, llevándola a Francia.

En 1815 la obra fue devuelta al Vaticano por el mismo Canova, que negoció con los franceses en nombre del papa la repatriación de varios tesoros.

[55]​[56]​[57]​[58]​ Como contrapunto irónico a esta lectura del Apolo como el hombre blanco paradigmático, en la misma época surgieron teorías, basadas en algunas evidencias anatómicas y fuentes literarias antiguas, de que la estatua, así como todo el canon griego de proporciones, habían sido derivados del canon egipcio, que supuestamente utilizaba el cuerpo negroide como modelo.

Hoy está completamente olvidado salvo por los guías turísticos, que se volvieron los únicos transmisores de la cultura tradicional".

[65]​ Últimamente el Apolo Belvedere logró recuperar un poco de brillo a su imagen, aunque muchos críticos todavía lo vean como una creación fría y convencional.

Apolo de Belvedere
Grabado de Marcantonio Raimondi mostrando la estatua en 1530
Grabado de 1888 mostrando el Apolo con las restauraciones de Montorsoli y la hoja de higuera
Joshua Reynolds: Retrato del Capitán el Honorable Augustus Keppel , 1752-1753, inspirado en la postura del Apolo
Antonio Canova: Perseo con la cabeza de la Medusa , inspirado en el Apolo Belvedere y una de las más notables creaciones escultóricas del Neoclasicismo. [ 38 ]
"Sermones en Piedra", caricatura mostrando el Apolo , junto con el Hércules y Télefo , vestidos con trajes de 1851
Emblema de la misión Apolo 17