Según el cronista antiguo Procopio de Cesárea, durante la guerra entre romanos y godos, los romanos para defenderse arrojaron estatuas desde lo alto del castillo a los asaltantes, y una de esas estatuas arrojadas podría ser el Fauno Barberini.
[1] Recibe este nombre precisamente porque la tradición dice que fue el cardenal Maffeo Barberini quien encargó a Gian Lorenzo Bernini la restauración de la pieza, aunque diversos investigadores como Francis Haskell y Nicholas Penny dudan de su participación en este proceso.
El escultor Edmé Bouchardon realizó en 1726 una copia en mármol durante su estadía en la Academia Francesa en Roma.
En 1732 fue trasladada a Francia, y en 1775, Luis Felipe II de Orleans la compró para reubicarla en su jardín del Parc Monceau.
En 1846 el también escultor francés Eugène-Louis Lequesne realizó otra reproducción, la cual se encuentra actualmente en la École nationale supérieure des Beaux-Arts.