Descendimiento de la cruz (Rogier van der Weyden)

En honor a dicho gremio, el artista incluyó diminutas ballestas en los ángulos de la composición.

Se ha creído que fue llevado a España hacia 1555, pero no está claro si ya entonces iba destinado a Felipe II o si María de Hungría lo retuvo hasta su fallecimiento en Cigales.

Hacia esos años, el grabador Cornelis Cort copió la composición a buril; añadió un paisaje en lugar del fondo liso, y todas las figuras aparecen invertidas, como es habitual en las estampas de reproducción.

Ya en España, el cuadro original fue sometido a una ligera restauración, mayormente para disimular las grietas entre los tablones que conforman la superficie.

Seguramente a petición suya, el pintor Juan Fernández de Navarrete (Navarrete el Mudo) creó dos alas o postigos en grisalla que devolvieron a la obra su estado original como tríptico.

Se ha afirmado que el rey encargó en 1567 a Coxcie de nuevo una réplica.

Es posible que Coxcie pintase esta segunda copia por encargo del príncipe Felipe cuando vio el original en Binche en su viaje de 1549.

La obra original de Van der Weyden domina la pintura flamenca del siglo XV.

Después la tabla fue incluida formalmente en el Prado mediante un decreto del nuevo gobierno franquista, en 1943.

Posteriormente se añadieron personajes «auxiliares» entre ellas, la Virgen María y el apóstol Juan.

Rogier van der Weyden encaja a las figuras en un espacio apaisado, en forma de urna.

La ausencia de paisaje en el resto del cuadro centra toda la atención en las figuras, que se alojan en un espacio reducido.

Al lado derecho, María Magdalena se dobla, consternada por la muerte de Cristo.

Es la figura más lograda de todo el cuadro en cuanto a la expresión del dolor.

Ayudando al efecto de profundidad, el artista incluye en trampantojo sendas tracerías góticas en los dos ángulos principales; estos ornamentos eran comunes en retablos escultóricos y en nichos funerarios.

Van der Weyden ha representado a María Magdalena con un cinturón que simboliza la virginidad y la pureza.

Detalle de las lágrimas de la figura de la izquierda del cuadro, que destaca por la expresión del dolor.