Esto se deja ver sobre todo en filósofos como Jean-Paul Sartre, Jean Beaufret, Emmanuel Lévinas, Jacques Derrida, Maurice Merleau-Ponty y Michel Foucault.Adquirió reputación durante estos años mientras realizaba una crítica a la tradición filosófica en un trabajo para el profesor Paul Natorp.En esta se contaron entre sus estudiantes más célebres filósofos como Hannah Arendt, Emmanuel Levinas, Günther Anders, Karl Löwith, Charles Malik, Herbert Marcuse, Ernst Nolte o Hans Jonas.[48] En uno de sus Cuadernos negros, Heidegger explica: «Dejo mi cargo a disposición porque ya no es posible ninguna responsabilidad.Continuó con la enseñanza hasta 1944, cuando fue requerido como «profesor no indispensable» para los trabajos de excavación a lo largo del río Rin.[53] Heidegger rechazó la filosofía dominante de su tiempo, el neokantismo, aparecido a mediados del siglo XIX y al que reprocha su enorme abstracción.Heidegger señala que no fueron ni los antiguos griegos ni el propio Aristóteles quienes originaron esta ruptura entre teoría y práctica, sino los intérpretes escolásticos, que la exageraron con su atención desmedida hacia la Metafísica en detrimento de otros tratados como la Ética a Nicómaco o el De Anima.[60] Será necesario, para Heidegger, poner en evidencia el lazo común entre la teoría y la praxis, tarea que realiza a partir de la concepción del Dasein como cuidado (en alemán, Sorge).Así pues, según Christoph Jamme "la tesis fundamental es la siguiente: la experiencia del mundo circundante no debe concebirse teoréticamente".«El lenguaje no existe más que allí donde es hablado, es decir, entre los hombres», observa Heidegger siguiendo a Jean Greisch.[nota 5] Heidegger abandona en este periodo la pretensión husserliana de desarrollar la Fenomenología como una ciencia rigurosa apoyada en la lógica.[nota 8] No obstante, a pesar de haberse publicado incompleta, esta obra marcó, según Emmanuel Lévinas, imprimió un importante giro en la filosofía occidental al confrontar varios conceptos nuevos relevantes para la historia de la filosofía, tales como el Dasein, con sus respectivos modos o formas bajo los cuales aparece en lo cotidiano: Mundo y mundaneidad, ser-en-el-mundo, ser-para-la-muerte y ser-eyectado.[96][nota 9] Así pues, Heidegger intenta unificar estos múltiples momentos en lo que él denomina cuidado (en alemán, Sorge).En el núcleo de este análisis se expone en un comienzo la estructura fundamental del ser-en-el-mundo en sus diferentes modos: ser-arrojado, ser-para-la-muerte,[84] y otros.Concretamente, se centra en el concepto de alétheia (αλήθεια), término usado por estos filósofos para referirse a la verdad.Más aún, la técnica sería un desvelamiento en virtud del cual la naturaleza se pone en marcha para liberar una energía.En palabras del filósofo germano, en este caso la antropología se convierte en una especie de «vertedero» para todas las cuestiones no resueltas.[124] Plessner amplía posteriormente su crítica y subraya el carácter ahistórico de la analítica existencial, con las consecuencias que esto conlleva.[84] De ahí que se diera este debate sobre la naturaleza del ser humano, sobre si el pensamiento puede reducirse al lenguaje y a las formas simbólicas de Cassirer; o si más bien está anclado en la imagen y percepción del tiempo, tal como pensaba Heidegger.Esta relación sería extraña a la finalidad y al utilitarismo que el Dasein heideggeriano ignoraría en su estar-en-el-mundo lleno de significado.[131] En 1975, el sociólogo francés Pierre Bourdieu realizó un ataque contra Ser y tiempo basándose en un análisis léxico de la obra.[133] Además, entre el alumnado de Martin Heidegger se incluyeron personalidades tan relevantes en la filosofía como Hannah Arendt, Leo Strauss, Emmanuel Levinas, Jean Wahl, Hans Jonas, Herbert Marcuse, Max Horkheimer, Oscar Becker, Walter Biemel, Karl Löwith, Hans-Georg Gadamer, Eugen Fink, Jan Patočka o Peter Sloterdijk.La primera traducción al castellano de Ser y tiempo fue llevada a cabo por José Gaos en 1951 mientras residía en México.Esto permitió una mayor difusión de la fenomenología y la filosofía alemana en países como México, Argentina o Venezuela.La primera de ellas era la lectura existencialista, pregnante entre Carlos Astrada, José Salas Subirat, Leopoldo Zea o Humberto Piñera Llera.Se formaron dos grupos opuestos en estos debates: También ha habido historiadores que, sin querer atacarlo o defenderlo directamente, han estado interesados en la relación de Heidegger con el nazismo.Esta publicación permitió arrojar nueva luz acerca del llamado «antisemitismo de Heidegger» y su relación con el nazismo.[161] Para Donatella Di Cesare «la novedad en los Cuadernos negros es que el antisemitismo posee relevancia filosófica y se inscribe en la historia del Ser».[162] Del mismo modo, para Juan José Garrido Periñán, desde la publicación de los cuadernos se hace «imposible pensar a Heidegger como alguien ajeno al nazismo y la ideología antisemita».Según Fédier, lo que se hace pasar como «declaraciones antisemitas» de Heidegger ni siquiera tratarían sobre los judíos.
Heidegger fue una gran influencia en la
filosofía japonesa
. Filósofos japoneses como
Hajime Tanabe
y
Keiji Nishitani
estudiaron con él durante varios años. La obra conmemorativa de la ciudad de Messkirch
Japón y Heidegger
recoge importantes documentos sobre esta relación.