La Fenomenología del espíritu o de la mente (Phänomenologie des Geistes en alemán) es una de las obras más importantes (y discutidas) del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en la que este fundamenta su sistema, el idealismo absoluto.
[cita requerida] En ella se tratan problemáticas filosóficas anteriores al materialismo histórico alemán, como son el ideal del absoluto, el espíritu humano como amor a la sabiduría en lo práctico y la dialéctica amo-esclavo, entre otros.
[1] La edición más reciente en español es de Jorge Aurelio Díaz cuyo enlace se encuentra https://archive.org/details/hegel-fenomenologia-del-espiritu-2022 En su "Prefacio" expone la necesidad de la tríada dialéctica para la comprensión con una metáfora: «La Fenomenología del espíritu es una obra que no tiene ningún parangón en toda la literatura filosófica.
Empero también el más extraño, obscuro y enigmático que jamás haya escrito un filósofo.
Y el sujeto se define por oposición al mundo, que está compuesto de objetos y entidades que se definen por sus propiedades siempre en mutación.
Como el cuerpo humano, la realidad que estudia la filosofía también tiene partes, a saber, los conceptos.
Él sí ve la importancia de ir más allá de Kant y postular lo absoluto, sin embargo, es un absoluto vacío y místico en el que todo es idéntico a lo demás, como la noche, como Hegel famosamente dice, en la que todos los gatos son pardos.» Darin Mcnabb, 2017.
Dentro de este acercamiento, el espíritu busca el conocimiento del mundo, del que han partido todas las certezas, y esta búsqueda de la verdad da placer, por más que sea infructuosa.
Para avanzar en el saber, recurre de nuevo a la dialéctica, negando una verdad parcial y llegando a una nueva afirmación, que será revisada perpetuamente, dentro del cambio general del mundo.
Este proceso dialéctico en tres fases (que erróneamente fue bautizado como tesis-antítesis-síntesis por Fichte[2] y los seguidores de Hegel) se denomina en Hegel abstracto-negativo-concreto, en referencia a la negación de la intuición primera (abstracta por poco concreta y porque se relaciona con la esencia de las cosas), que lleva a concretarse en una realidad momentánea que se convierte en falsa por el mismo devenir temporal, con lo que vuelve a empezar el proceso.
Esta ética se institucionaliza en la familia, la sociedad y por último el Estado (síntesis la familia y la sociedad), que nace de un contrato social que al romperse o mutar (por el eterno cambio del mundo) provoca la guerra y el cambio social, como prueban los movimientos en la historia (tesis que inspiraría a Marx).
En "Señorío y servidumbre'; una segunda autoconciencia es introducida como resultado de la dialéctica previa.
Empero todavía la autoconciencia original considera el ámbito del objeto puramente suyo y ve al otro como algo inesencial.
En la medida en que la autoconciencia niega al otro un papel en el informe de la subjetividad y la objetividad, tampoco permite que sus propias determinaciones sean mediadas y condicionadas por el otro.
Más en la práctica, el problema de los absolutos entra en juego, pues es difícil intertextualizar conceptos.
Debe, pues, avanzarse más allá de la certidumbre sensible y encontrar lo que puede fundamentar ésta.
Toda diversidad y toda oposición de la conciencia con el objeto quedan entonces desvanecidas ante la unidad revelada en el concepto y solo entonces se puede decir propiamente que la conciencia es razón.
Esta ciencia procede a su vez dialécticamente; el proceso de sucesivas afirmaciones y negaciones que condujo de la certidumbre sensible al saber absoluto es el mismo proceso que sirve a la filosofía para manifestar la Idea.
En su ser en y para sí mismo, la Idea absoluta es el tema de la Filosofía del Espíritu.
El resultado de esta síntesis es la Existencia (Dasein) en cuanto Ser determinado.
Como concepto objetivo, revela el concepto su ser fuera de sí en sus momentos del mecanicismo, del proceso químico y de la teleología o finalidad orgánica, donde el concepto se convierte en la idea directora de una totalidad que había permanecido como disgregada en los dos momentos precedentes.
Y, finalmente, como Idea, el concepto es la síntesis de los conceptos subjetivo y objetivo, la verdadera y plena unión del ser con la esencia después de haberse manifestado en su totalidad, la Idea absoluta que vuelve a sí misma tras la dialéctica que en el ser, en la esencia y en el concepto ha encontrado sus negaciones y superaciones, pues en la Idea se manifiesta de un modo radical la síntesis de las contradicciones del concepto, que es a su vez la síntesis de las contradicciones del ser.
La síntesis del Espíritu subjetivo y el objetivo es el Espíritu absoluto, que a su vez se auto-despliega en la intuición de sí mismo como arte, en la representación de sí mismo como religión y en el absoluto conocimiento de sí mismo como filosofía.
ISBN 84-344-8752-7 «La Lógica de Hegel no se confunde con la Filosofía de la Naturaleza y la Fenomenología del Espíritu (Conciencia, Autoconciencia, Razón), debido a que reexpone, desde la perspectiva abstracta, aquello mismo que la Filosofía de la Naturaleza y la Fenomenología del Espíritu han expuesto desde la perspectiva morfológica.
El Concepto envuelve la Filosofía de la Naturaleza Orgánica (Naturaleza animal, Vida), y la Filosofía (Arte, Religión) y Fenomenología (Razón, Reino animal del Espíritu) del Espíritu Absoluto.» Si excluimos las traducciones parciales, existen cuatro traducciones completas de la Fenomenología del espíritu al español.
Fue criticada la traducción de Wenceslao Roces (México: FCE, 1966 y 2004), ocasionalmente oscura y revisada por Ricardo Guerra; otros[3] consideran aún peor la de Alfredo Llanos (Buenos Aires: editorial Rescate, 1991).
Gemma Muñoz-Alonso[6] destaca que existen ayudas exegéticas importantes en español para interpretar la obra: