En esa época tradujo al castellano obras de Descartes, Saint-Just, Piaget, Febvre, Hyppolite, Garaudy, Touraine, Laffont, Balibar, Gramsci, Bordiga, Della Volpe, Colletti, Geymonat, entre otros.
Como filósofo comunista estuvo vinculado desde la década de los sesenta a diferentes movimientos sociales críticos y alternativos.
Su militancia política tiene estrechos vínculos con las reivindicaciones que emanaron del Foro Social Mundial (FSM) celebrado en Porto Alegre (Brasil) el año 2001.
Sus principales aportaciones de esos años al comunismo ecológicamente fundamentado están recogidas en el libro titulado Discursos para insumisos discretos (1991).
Fruto de esta colaboración son: Redes que dan libertad (1994), Ni tribunos (1996) y Trabajar sin destruir (1998).
Para la tercera cultura (2013) es su libro póstumo; en este último trabajo se aúnan las aportaciones de otros intelectuales allegados a él como Jordi Mir, Salvador López Arnal, Alicia Durán o Jorge Riechmann.
Sobre la obra del pensador alemán escribió un ensayo polémico e innovador: Marx (sin ismos) (1999) en el que reivindica la figura de Karl Marx como pensador clásico; sobre el filósofo comunista italiano, entre otras cosas, Ensayos sobre Gramsci (1977) y Leyendo a Gramsci (2001), además de numerosos artículos que han sido recogidos en varias antologías italianas.
En el ámbito de los estudios gramscianos ha destacado por continuar la labor histórico-crítica emprendida por Valentino Gerratana en Italia y por Manuel Sacristán en España.