[5] Estos textos han sido recogidos en esta obra: Martin Heidegger: Escritos sobre la universidad alemana, Editorial Tecnos, Madrid, 2ª edición, 1996.
Su primer curso en la Universidad tras su reincorporación —para cuya concreción tuvo que ser nombrado profesor emérito, tal como lo indica Heinrich Wiegand Petzet en Encuentros y diálogos con Martin Heidegger, 1929–1976 (Katz Editores, Buenos Aires, 2007)—, ha sido recogido en el libro ¿Qué significa pensar?
Entre quienes han confrontado o atacado frontalmente a Heidegger por una mera cuestión ideológica se encuentran Jürgen Habermas, Theodor Adorno, Hans Jonas, Pierre Bourdieu, Maurice Blanchot, Emmanuel Levinas, Richard Rorty, Luc Ferry, Alain Renaut, Hassan Givsan, Jean-Pierre Faye, Richard Wolin y Henri Meschonnic.
Otros representantes de la filosofía analítica, como Richard Rorty y Hubert L. Dreyfus han dado, posteriormente, una buena acogida a su pensamiento, sobre todo este último.
Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones entusiastas: así, una serie de representantes de la filosofía francesa— Jean-Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty, Michel Foucault, Jacques Derrida, Paul Ricoeur, Jean Beaufret François Fédier y Jean-Luc Nancy.
[20] Emmanuel Faye —otro de los mayores detractores del filósofo, junto con Víctor Farías y Julio Quesada, a los que se ha agregado últimamente Peter Trawny— considera que en su conjunto la obra de Heidegger continúa difundiendo a escala planetaria los fundamentos del nazismo.
[21] Faye documenta la ruta de lo que según él es una codificación del nazismo en términos filosóficos.
Continúa con Ser y Tiempo donde rechazó cualquier esclarecimiento de la existencia apoyado en culturas extranjeras, pues conduce a la pérdida del "suelo" y consideró que la existencia auténtica solo se realiza como "destino común" de un pueblo.
[21] Para Emmanuel Lévinas, la ontología heideggeriana abre la posibilidad del "Mal elemental", que se inscribe en la ontología del ser preocupado solo por el ser, "para el cual en su ser está en juego ese mismo ser",[22] sin conseguir abrirse paso hacia la alteridad.