No obstante, hubo muy pocas referencias explícitas a experimentos en física aristotélica[1] y Aristóteles llegó a varias conclusiones no mediante experimentos y observaciones, sino mediante argumentos lógicos.
[2] Después del trabajo de muchos pioneros como Copérnico, Tycho Brahe, Galileo, Descartes y Newton, se aceptó generalmente que la física aristotélica no era correcta ni viable.
[1] Aristóteles desarrolló una teoría física que se mantuvo vigente hasta la revolución científica.
Según su teoría, todo está compuesto por: tierra, agua, aire, fuego y éter.
[6] En cuanto al quinto elemento, Aristóteles sostuvo que todos los cielos, y cada partícula de materia en el universo, estaban formados a partir de otro elemento, él que llamó «éter» (del griego Αἰθήρ).
Se consideraba que las substancias pesadas tales como el hierro y los metales estaban principalmente formadas por el elemento tierra, con una cantidad reducida de materia de los otros elementos.
Según Aristóteles, todos los metales que son fusibles o maleables, como hierro, cobre u oro, se formaron de esta manera.
La formación de minerales, por otro lado, ocurrió cuando los rayos del sol cayeron en tierra seca.
Dado que el movimiento turbulento del aire en proximidades de una flecha es sumamente complejo, y todavía no era comprendido, toda discrepancia entre la teoría y la realidad podía ser camuflada en forma elegante.
Dado que Aristóteles colocaba al medio en el centro de su teoría del movimiento, él no podía comprender las ideas del vacío que eran básicas para la teoría atómica de Demócrito.
Aristóteles creía que el movimiento de un objeto es inversamente proporcional a la densidad del medio.
Estos principios servían para explicar fenómenos como que las rocas caigan y el humo suba.
Además explicaban la redondez del planeta, y las órbitas de los cuerpos celestes.
Esta es una aproximación correcta para objetos en el campo gravitacional de la Tierra moviéndose en aire o agua, aunque se sabe que sus teorías físicas están erradas.
"[18] La tesis se podría formar la siguiente ecuación: la velocidad (v) de un cuerpo es proporcional la fuerza (F) aplicada al moverlo e inversamente proporcional a su masa (m) y a su resistencia (r).
"Si alguien suelta una piedra, u otra cosa que tenga peso, sosteniéndola a un dedo sobre el suelo, ciertamente no hará un impacto visible en el suelo, pero si uno la suelta sosteniéndola a cien pies de altura o más, tendrá un fuerte impacto.
Durante el trascurso de la historia, se asumió la concepción que la naturaleza «teme al vacío» (horror vacui).
Así Aristóteles creía que un cuerpo sublunar sólo podía estar en movimiento rectilíneo uniforme si continuamente actuaba sobre él una fuerza en contradicción con la primera ley de Newton.
En presencia de medios dotados de fricción, Aristóteles creía que la fuerza necesaria para mantenerlo en movimiento era proporcional a la masa e inversamente proporcional a viscosidad o densidad del medio.
Aristóteles no presenta una definición exacta de densidad o viscosidad, si interpretamos los términos usados por Aristóteles por sus equivalentes modernos, la segunda ecuación guarda alguna relación con la fuerza sobre una partícula que se mueve en el seno de un fluido a baja velocidad (en régimen laminar y no turbulento):
La idea aristotélica sólo sería correcta para los cuerpos cayendo a su velocidad límite en el seno de un fluido muy denso que viene dada aproximadamente por:
Según su postura, la Tierra se encontraba inmóvil en un sistema geocéntrico, mientras a su alrededor giraba el Sol con otros planetas.
[31][32] Cada esfera está habitada por un ser inmaterial al que Aristóteles llamó "Inteligencia".
[39][40] Simplicio citó a Estratón diciendo que "si alguien suelta una piedra, u otra cosa que tenga peso, sosteniéndola a un dedo sobre el suelo, ciertamente no hará un impacto visible en el suelo, pero si uno la suelta sosteniéndola a cien pies de altura o más, tendrá un fuerte impacto.
[14][42] El poeta Lucrecio, que declara su obra De la naturaleza de las cosas que "a través de un vacío sin perturbaciones todos los cuerpos deben viajar a la misma velocidad, incluso cuando son impulsados por pesos desiguales", y es solo debido a la resistencia de un medio que los objetos más pesados a veces se percibe que caen más rápido, porque pueden atravesar el aire o el agua con más fuerza.
[47] Abū Rayhān al-Bīrūnī (973-1048) fue el primero en descubrir que la aceleración se encuentra asociada a un movimiento no uniforme, lo que es parte de la segunda ley del movimiento de Newton.
Utilizando un telescopio, Galileo observó que la Luna no era completamente lisa, sino que en cambio tenía cráteres y montañas, contradiciendo la idea de Aristóteles de una Luna perfectamente lisa e incorruptible.
Galileo también criticó este concepto desde un punto de vista teórico – una Luna perfectamente lisa reflejaría la luz en forma despareja como una bola de billar pulida, por lo que los bordes del disco lunar deberían tener un brillo distinto del de un punto en que un plano tangente refleje la luz solar directamente hacia nuestros ojos.
Según la leyenda, Galileo dejó caer bolas de distintas densidades desde la Torre de Pisa y descubrió que, sin importar su peso, todas llegaban al suelo al mismo tiempo.
La única respuesta convincente es ninguna de las dos: todos los sistemas caen al mismo ritmo.