Filosofía japonesa

Fue precisamente con el budismo, la que marcaría junto al shinto, la influencia decisiva de la formación filosófica japonesa, manteniendo su correspondencia entre las divinidades de ambas religiones, predominando la corriente budista mahāyāna y su fusión con la parte tántrica.

Las guerras que sacudieron a Japón fueron propicias no sólo en el predominio budista entre el pueblo, sino también en la sistematización del sintoísmo y, así mismo, se logra cada vez más la infiltración de las ideas confucianas en las cortes.

Es ahí donde surge el fondo común, propugnado por el zen, que logra dar las bases filosóficas, culturales y cortesanas.

Es entonces cuando llega el poder del confucionismo con un dominio claro en la escuela ortodoxa de Zhu Xi, cuestionando los viejos valores cosmológicos, morales y humanos.

Con el tiempo se tomaron ciertas influencias con Gennai Hiraga, Kōkan Shiba, Toshiagi Honda, Genpaku Sugita y Baien Miura.

Con Nakae Tōju, y más tarde con su discípulo Kumazawa Banzan, se confeccionan las creencias sintoistas con las budistas, sobre todo en el despertar del yo.

Las presencias más notables fueron las de Motoori Norinaga, Ueda Akinari y Hirata Atsutane.

[2]​ En el plano ético, Watsuji Tetsuro propone un equilibrio entre el existencialismo y la totalidad dentro de un marco general.

Además surge el retorno a las ideas espirituales pero sin seguir los antiguos patrones del pasado, definidos por Hasumi Shigehiko, Ueno Chizuko, Karantani Kajin y Yamazaki Masakazu.

También se plantea el lugar que Japón ocupa en la Historia en comparación con otras culturas, planteada por Hajime Nakamura.

Destacan otros autores marxistas como Tosaka Jiun, Kagata Hiroshi, Yanagida Kenjurō y Kawakami Hajime.

Kitarō Nishida , profesor de la Universidad de Kioto , considerado como el precursor de la Escuela de Kioto .