Edmund Husserl

Entre sus primeros seguidores en Gotinga se encuentran Adolf Reinach, Johannes Daubert, Moritz Geiger, Dietrich von Hildebrand, Theodor Adorno, Hedwig Conrad-Martius, Alexandre Koyré, Jean Hering, Roman Ingarden, y Edith Stein.

Tuvo también influencia en Max Scheler, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty, Alfred Schütz, Paul Ricoeur, Emmanuel Levinas, Jan Patočka, José Ortega y Gasset, Gustavo Bueno, Michel Henry, Antonio Millán-Puelles, José Gaos, Eduardo Nicol y, con posterioridad, principalmente a través de Merleau-Ponty, el influjo husserliano llegaría hasta Jacques Lacan y Jacques Derrida.

El interés de Hermann Weyl en la lógica intuicionista y en la impredicabilidad, por ejemplo, parece provenir del contacto con Husserl.

Franz Brentano lo impresionó tanto que decidió dedicar su vida a la filosofía.

En lo que se refiere al método, se vale de la reducción eidética, la reducción trascendental y el análisis intencional para explicitar el sentido del mundo en tanto que mundo y de las cosas en él, así como para exponer las leyes esenciales inherentes a nuestra consciencia del mismo.

Por el contrario, la historia del movimiento fenomenológico que tiene sus raíces en Husserl parece estar dominada por el deseo de filósofos que aspiran a superarse unos a otros.

Husserl presenta por primera vez su fenomenología en las Investigaciones Lógicas, publicadas en dos tomos en 1900 y 1901.

En ella Husserl presenta una aguda crítica al psicologismo y desarrolla algunos conceptos heredados de Brentano, como el de vivencia intencional, que ocupará un lugar central en la fenomenología.

[6]​ Por último, el método supone también una teoría del cumplimiento de las vivencias intencionales.

(A este cumplimiento lo denominará más tarde, en Ideas I, evidencia, "Evidenz").

[7]​ Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, también conocida como Ideas I, es la primera publicación donde aparece el tema de la epojé trascendental: la operación mediante la cual Husserl propone acceder a la subjetividad trascendental o conciencia pura mediante una serie de pasos o reducciones.

[11]​ En la correlación intencional entre noesis y nóemas, las vivencias se entretejen en estructuras sintéticas.

En su libro Introduction to Phenomenology, Robert Sokolowski propone interpretar este término en el sentido de “re-conducción”, conforme a la etimología latina re-ducere.

[13]​ Esta interpretación del término reducción es congruente con el papel que este concepto juega en la fenomenología trascendental.

Entre otras cosas, en ellas Husserl incorpora sus descubrimientos relativos a la conciencia del tiempo[16]​ para esclarecer la temporalidad de las objetividades reales e ideales,[17]​ y sus descubrimientos relativos a la empatía —la consciencia intencional en la que captamos a los otros en virtud de su aparecer corporal[18]​ — para esclarecer la forma en que somos conscientes de la intersubjetividad.

[19]​ Durante sus últimos años, Husserl preparaba otra obra sistemática de la cual solo la primera parte pudo publicarse en un periódico para inmigrantes: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental (1936).

Además, en ella Husserl revisa críticamente diversas formas de llevar a cabo la reducción fenomenológica.

[21]​ Mención aparte merece el segundo volumen de sus Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, que Husserl se negó a publicar en vida por considerarlo inacabado y problemático.

El desarrollo filosófico de esta idea irá adquiriendo una complejidad cada vez mayor conforme a una cierta maduración en su pensamiento.

Por ello la reducción trascendental no debe ser vista como un "giro" sorprendente y contradictorio en la obra de Husserl respecto de sus Investigaciones lógicas, como se ha pensado a veces.

En concordancia con esto dice también que sus investigaciones “no tenían tema ontológico” y que la fenomenología pura no hace ni la menor afirmación sobre existencias reales (reales Dasein).

[26]​ Sin embargo, el historiador Hugo Ott no encontró pruebas de ello.

[26]​ Heidegger eliminó la dedicatoria a Husserl de su famosa obra Ser y tiempo, cuando la reeditó en 1941.

En la conocida entrevista que le hizo la revista Der Spiegel, publicada póstumamente bajo el título «Ya sólo un Dios puede salvarnos», Heidegger da una explicación acerca de lo uno y de lo otro, negando que haya ocurrido lo primero.

Edmund Husserl, cementerio de Günterstal.