Paul Ricoeur

Su pensamiento se ubica en la misma tradición que otros notables fenomenólogos hermenéuticos como Edmund Husserl y Hans-Georg Gadamer.

El primero fue que nació en una devota familia protestante, convirtiéndose así en miembro de una minoría religiosa en la católica Francia.

El segundo, que su padre murió en 1915 en la Primera Guerra Mundial, cuando Ricœur tenía solamente dos años de edad.

La Segunda Guerra Mundial interrumpió la carrera de Ricœur: en 1939 fue movilizado para servir en el ejército francés.

Durante esta época leyó a Karl Jaspers, quien habría de tener gran influencia sobre él.

Durante esa época escribió Freud y filosofía así como El simbolismo del mal, que cimentaron su reputación.

Sin embargo, Nanterre se convirtió en un vivero de protestas durante la revuelta estudiantil de Mayo del 68 y Ricœur fue ridiculizado como un «viejo payaso» y títere del gobierno francés.

Sería, luego, una gran influencia para autores como Clifford Geertz y John B. Thompson.

Junto a otros autores, como Gadamer, promovió una tensión en la filosofía que hasta hoy en día es tema de discusiones académicas.

Gracias a este cambio Ricœur se familiarizó con la filosofía estadounidense y las ciencias sociales, convirtiéndose en uno de los pocos pensadores igualmente cómodos con el mundo intelectual de habla francesa, alemana e inglesa.

De esta hermenéutica surge una teoría cuyo paradigma es el texto, es decir, todo discurso fijado por la escritura.

Al mismo tiempo este discurso sufre, una vez emitido, un desarraigamiento de la intención del autor y cobra independencia con respecto a él.

Pero esta misma realidad metamorfoseada propone un «yo», un «Dasein», que debe ser extraído por el lector en la tarea hermenéutica.

La ética permitirá al filósofo pensar en la autoestima, mientras que la moralidad cuestionará el respeto por sí mismo.

Este último concepto le permite emitir, como fundamento ético: la estima del otro como uno mismo es equivalente a la autoestima como otro.

En La Métaphore vive, publicado en 1975, Ricœur estudia la función poética del lenguaje y más precisamente el concepto de tropo que se analiza desde el ángulo lingüístico, poético y filosófico.

Muchos años después, se dedicó a temas culturales e históricos con un enfoque fenomenológico y hermenéutico.