Alfonsina Storni

Esto la deprimió aún más y le provocó un cambio radical en el carácter que la llevó a descartar los tratamientos médicos para combatir la enfermedad.

En 1907 Manuel Cordero, un director teatral que estaba de gira en las provincias junto con su compañía, arribó a Rosario.

Fue aceptada por su entusiasmo, porque no tenía certificado de estudios primarios y tampoco aprobó el examen de ingreso, pero la escuela recién abría y necesitaba alumnos, según declaró la señorita Gervasoni, directora del establecimiento, quien además dijo que Alfonsina mostraba interés en progresar.

Es posible que Alfonsina cobrara una beca estatal de treinta pesos, gestionada por el diputado Mardoquio Contreras, pero este hecho no está comprobado.

Ese año el tema planetario estaba de moda porque se había visto al cometa Halley, lo cual despertó temor en la población e incluso suicidios.

En 1919, Nervo llegó a la Argentina como embajador de su país, y frecuentó las mismas reuniones que Alfonsina.

En este viaje conoció a Carlos Quijano, quien años más tarde dirigió el periódico Marcha en ese país.

Esta variedad de actividades le produjo estrés a Alfonsina, quien lo manifestó mediante nervios, cansancio y depresión.

[49]​ También se reunía en los altos del Teatro Empire, lo cual en ese entonces era un cine ubicado en la esquina de Corrientes y Maipú, donde entabló amistad con Nalé Roxlo.

Los viajes se realizaron porque Quiroga fue adscrito del Consulado uruguayo y siempre lo hacía acompañado de intelectuales femeninas.

[53]​ Cuando Quiroga viajó a Misiones en 1925 ella no lo acompañó por recomendación de Benito Quinquela Martín, quien le dijo: «¿Con ese loco?

De esa manera el escritor viajó solo a San Ignacio, dejando su departamento al uruguayo Enrique Amorim.

En esa vivienda Alfonsina se presentó en una oportunidad para solicitar noticias de Quiroga, que no escribía.

Esta relación finalizó en 1927, cuando el escritor conoció a María Elena Bravo y contrajo su segundo matrimonio.

La pregunta estuvo formulada sencillamente: «¿Cuáles son los tres o cuatro poetas nuestros, mayores de treinta años, que usted respeta más?».

[55]​ Alfonsina Storni tenía en ese entonces treinta y un años recién cumplidos, la edad límite exigida para constituirse en «maestro de la nueva generación».

Insiste: «Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía.

El diario Crítica tituló: «Alfonsina Storni dará al teatro nacional obras interesantes cuando la escena le revele nuevos e importantes secretos».

[60]​ Según esta crítica, la obra parecía «tres diálogos y un final», similar a una tertulia de causeurs[b]​ que en ocasiones hacían aportes graves e inteligentes.

Sin embargo, el director del diario Mitre le permitió hacer una réplica en donde realizó consideraciones generales.

[73]​ Este último escribió en El Mirador una crónica en su homenaje que puso muy contenta a Alfonsina y, además, la comparó con Rubén Darío.

[71]​ En 1931 el intendente municipal José Guerrico nombró a Alfonsina jurado: era la primera vez que ese nombramiento recaía en una mujer.

Gabriela Mistral, al leer el libro, comentó que poetas como ella nacen cada cien años.

Esa invitación llegó un día antes del encuentro, fue en auto en compañía de su hijo y durante el trayecto escribió su conferencia sobre una valija que apoyó en sus rodillas.

Fue atendida especialmente por Salvadora y una exalumna, Felisa Ramos Mozzi quienes junto a una enfermera contratada por los Botana la cuidaban en turnos.

Solo asistió a una sesión de rayos que la dejó exhausta y no pudo soportar el tratamiento.

[91]​ La conferencia de Montevideo fue un presagio: las maletas estaban a medio cerrar y el reloj apuraba su marcha.

[9]​ A la tarde, los diarios titulaban sus ediciones con la noticia: «Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América».

A su entierro asistieron los escritores y artistas Enrique Larreta, Ricardo Rojas, Enrique Banchs, Arturo Capdevila, Manuel Gálvez, Baldomero Fernández Moreno, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea, Alejandro Sirio, Augusto Riganelli, Carlos Obligado, Atilio Chiappori, Horacio Rega Molina, Pedro M. Obligado, Amado Villar, Leopoldo Marechal, Centurión, Pascual de Rogatis, Carlos López Buchardo y Camila Olivieri, entre otros.

Este último tema se presenta en los poemas Versos otoñales, Melancolía y finalmente Voy a dormir, redactado especialmente para anunciar su suicidio.

Alfonsina Storni a los 24 años cuando publicó La inquietud del rosal .
Storni junto a uno de sus amigos, el escritor Fermín Estrella Gutiérrez (1900-1990), en Córdoba en 1922 quien le sobrevivió 51 años.
Edificio de departamentos creado por la constructora Bencich Hermanos en 1927. En uno de esos apartamentos vivió Storni.