Estas contradicciones entre interpretaciones diferentes, así como la carencia de soporte empírico para las predicciones, contribuye a que científicamente se le considere una pseudociencia donde históricamente se han utilizado técnicas de lectura en frío.
[4][5] Desde hace algunas décadas, la comunidad científica ha corroborado la existencia de diversas relaciones químicas entre genes inconexos, vinculando así caracteres fenotípicos diferentes.
La quiromancia es una práctica común en muchos lugares diferentes de Eurasia;[6] se ha practicado en las culturas de la India, Nepal, Tíbet, China, Persia, Sumeria, la Palestina histórica y Babilonia.
El acupunturista Yoshiaki Omura describe sus raíces en la astrología hindú (conocida en sánscrito como jyotish), la China Yijing (I Ching), y adivinos de Roma.
[11] Durante la Edad Media el arte de leer las manos fue activamente suprimido por la Iglesia católica como superstición pagana.
[12] La quiromancia ha experimentado un renacimiento en la era moderna, comenzando con la publicación de La Chirognomie del Capitán Casimiro Stanislas D'Arpentigny en 1839.
Varias «líneas» y «montes» a las que supuestamente se sugieren interpretaciones por su tamaño relativo, cualidades e intersecciones.
Se pueden encontrar quiromantes con consultas privadas y altos precios por el estudio de la mano, así como quiromantes instalados en zonas céntricas de las ciudades con gran afluencia de peatones que practican la quiromancia y otras artes esotéricas a cambio del pago del cliente.
La forma se cree indicador de rasgos del carácter que corresponden al tipo indicado (es decir, una «mano de fuego» exhibe alta energía, creatividad, genio, ambición y todas las cualidades que se creen relacionadas con ese elemento).