Posteriormente fue vicecónsul británico en Anatolia y en 1884 participó como edecán en la fallida expedición contra Jartum que esperaba salvar al gobernador Charles George Gordon de los rebeldes sudaneses liderados por Muhammad Ahmad.
La victoria anglo-egipcia se debió en gran medida a las facilidades creadas por la construcción de líneas férreas en la zona que el propio Kitchener había promovido.
Se intentó destruir desde cero cualquier apoyo que la población civil pudiese brindar a los soldados bóeres, practicando una política de tierra quemada.
Seis días después del acuerdo, Kitchener fue nombrado Vizconde de Jartum, Aspall y Vaal (Transvaal, Sudáfrica).
Esto le condujo a un duro enfrentamiento con el virrey lord Curzon de Kedleston, que temía perder su puesto en favor del recién llegado.
Sin embargo, el plan fue desechado y sustituido en su lugar por la desastrosa Campaña de Galípoli (1915-1916) planificada por Winston Churchill.
Tras recalar en la base naval de Scapa Flow, Kitchener embarcó en el crucero acorazado HMS Hampshire para realizar una misión diplomática en Rusia.
Al conocerse su muerte, la pequeña ciudad de Berlín, en Ontario (Canadá), fue rebautizada como Kitchener en su honor.
Tras el armisticio, la fundación pasó conceder becas universitarias a los soldados, exsoldados e hijos de militares, labor que sigue desempeñando en la actualidad.
Sin embargo, si se tiene en cuenta que la muerte de Kitchener causó una honda repercusión en la opinión pública británica y fue extensamente percibida como un desastre para el desarrollo de la guerra, esta idea debe considerarse al menos inverosímil, por no decir otra cosa.
Churchill denunció entonces a Douglas por difamación y consiguió que el escritor fuera internado durante seis meses en prisión.
Cabe mencionar que el fallido Alzamiento de Pascua había tenido lugar tan sólo unos meses antes del incidente.
El general Erich Ludendorff, jefe del Alto Mando alemán (junto a von Hindenburg), afirmó que unos comunistas rusos que trabajaban para derrocar al zar entregaron el plan de viaje de Kitchener a Alemania.
Power incluso llegó a hacer traer un ataúd desde Noruega y organizar un entierro solemne en la Catedral de San Pablo.
Aunque Power fue atacado con fiereza por la opinión pública, el estafador jamás llegó a ser procesado por delito alguno.