Piromancia

La piromancia, del latín pyromantĭa, y este del griego πυρο- (piro-, relativo al fuego) y -μαντεία (-mancia, adivinación, predicción), consiste en la adivinación según el color, chasquido o disposición de una llama.

Se dice que en la antigua Grecia, las vírgenes del Templo de Atenea en Atenas, y posiblemente también los seguidores de Hefestos, el dios del fuego y la forja, practicaban regularmente la piromancia.

Las inscripciones que registraban las predicciones en los huesos hacia el final de la dinastía Shang constituyen el más antiguo corpus significativo de escritura china arcaica que haya sido encontrado.

Se habla de «causinomancia» en referencia a la adivinación por quema de objetos, sean estos cuales sean; la «sideromancia» se realizaba interpretando los reflejos (parecidos a estrellas) que aparecían colocando para que se quemasen un número de pajitas sobre un hierro al rojo; «botanomancia» cuando el objeto quemado es una planta, «dafnomancia» o «empiromancia» a la adivinación quemando hojas de laurel.

La «alomancia» es la adivinación que implica el lanzamiento de sal a las brasas del fuego.

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