En otras palabras, es una conjetura que bien puede ser anticipada, predicha, especulada, postulada, teorizada o calculada a partir de datos en un instante de tiempo concreto.
En estos términos, el futuro causal es real pero incierto: es un conjunto topológico construido a partir de geodésicas emergentes.
Las religiones consideran el futuro cuando tratan temas como el karma, la vida después de la muerte y las escatologías; estudian cómo será el fin del tiempo y del mundo.
Algunas figuras religiosas, como los profetas y adivinadores, han alegado poder ver el futuro.
Estos futuros respectivos tendrían lugar después del presente, en los tiempos venideros.
El pronóstico estadístico es el proceso de estimación en situaciones desconocidas usando métodos probabilísticos.
Por eso, como ya se mencionó, subrayan la importancia de los futuros alternativos.
El futuro entonces no está vacío, sino lleno de supuestos escondidos.
Los futuristas tenían un odio apasionado hacia las ideas del pasado, en especial las tradiciones políticas y artísticas.
La música futurista rendía homenaje a las máquinas, al imitar su sonido.
Los temas comunes pueden ser, entre otros, líneas del tiempo alternativas, obras que traten nuevos principios científicos como el viaje en el tiempo o la psiónica, nueva tecnología como la nanotecnología, viajes más rápidos que la luz o los robots.
En física se denomina futuro causal de un suceso A, al conjunto de todos los puntos del espacio-tiempo que puedan ser influidos por lo que ocurre en A.
Sin embargo, en relatividad especial esto no conduce a ninguna violación de la causalidad física.
En relatividad general la situación es más compleja, especialmente en modelos de universo que admiten curvas temporales cerradas, como por ejemplo el universo de Gödel, donde no es posible distinguir sistemáticamente entre pasado y futuro.