Se trasladó entonces a la ciudad de Buenos Aires, donde prosiguió su labor docente y continuó su obra literaria.
Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en los años 1920, 1923 y 1931.
La Academia Nacional de la Historia lo contó entre sus miembros desde el año 1922.
Publicó una serie de ensayos sobre filosofía de la salud y sobre la solución a problemas como el cáncer, la lepra, las enfermedades mentales y otros.
Planteó la mala dieta como etiología fundamental de la enfermedad.