Juana la Beltraneja

Beltrán no se encontraba en lugar necesario para ello en las fechas concretas.

Había sospechas sobre la impotencia de Enrique IV, ya que previamente había estado casado con la infanta Blanca de Navarra y el matrimonio se declaró nulo porque nunca llegó a consumarse.

En sus últimos días había visto desbaratado el enlace de Juana, porque dicho duque falleció en 1472.

Por esta causa realizó el castellano nuevas e infructuosas tentativas para procurar un apoyo a su hija, casándola con el citado Alfonso V o Juan de Portugal.

Fue encontrado y llevado a la corte pocos días antes del fallecimiento de la reina, en 1504.

Juana, en dichas cartas, expedidas por el secretario Juan González, asegura que Enrique IV en su lecho mortal declaró solemnemente que ella era su única hija y heredera legítima.

Juana trató de evitar la guerra civil, proponiendo que el voto nacional resolviera la cuestión del mejor derecho.

He aquí sus palabras, tomadas de la carta o manifiesto que dirigió a las ciudades y villas del reino: «Luego por los tres estados de estos dichos mis reinos, e por personas escogidas dellos de buena fama e conciencia que sean sin sospecha, se vea libre e determine por justicia a quien estos dichos mis reinos pertenecen; porque se excusen todos rigores e rompimientos de guerra.» De nada sirvieron estos buenos deseos.

Fernando e Isabel hicieron preparativos para rechazar por la fuerza al portugués.

Como lo resumió el historiador español Manuel Ballesteros Gaibrois: «Las armas tenían entonces la palabra.

[n 20]​ Ante tal noticia,[n 21]​ el partido de Juana se desintegró y el portugués, sin base de apoyo, acabó regresando a su reino.

[n 26]​ Incluso, poco después de la batalla, en abril de 1476, el ejército portugués organizó dos grandes operaciones militares para capturar, primero al propio rey Fernando (durante el cerco de Cantalapiedra) y después, a la reina Isabel (entre Madrigal y Medina del Campo).

Las restantes fortalezas juanistas, con guarniciones fundamentalmente castellanas[20]​ (Castronuño, Sieteiglesias, Cubillas Villalonso, Portillo, Villaba) también fueron retomadas por los Reyes Católicos.

[24]​ También fue capaz de mantener varias ciudades y fortalezas conquistadas o ocupadas en Castilla hasta el final de la guerra:[n 34]​ Tuy, Azagala, Ferrera, Mérida y Medellín (con estas dos últimas resistiendo a duros asedios hasta la paz).

[n 42]​ Estos hechos, en su conjunto, dieron a los lusos gran poder negociador durante las conversaciones de paz en Alcáçovas, en 1479, puesto que les permitía trocar su renuncia al trono castellano por una partilla muy favorable en el Atlántico.

La infanta portuguesa era a la vez prima hermana y hermana política de Alfonso V al mismo tiempo que tía materna de la futura reina Católica.

Bien conoció Juana que sus intereses habían sido sacrificados, pues la cláusula de su matrimonio futuro con el infante don Juan era irrisoria, dado que se agregaba que el infante, al llegar a la edad conveniente, podía rechazar aquel enlace si no le agradaba, no quedando a Juana en tal caso otro derecho que el de recibir una indemnización de 100 000 ducados.

Este dirigió a Juana una exhortación en la que le dijo que había adoptado el mejor partido según los evangelistas, y terminó su discurso declarando que ningún pariente, ningún amigo verdadero, ningún consejero fiel, querrían apartarla de tan santa determinación.

La muerte de Francisco Febo impidió que las cosas siguieran adelante.

Estaba viudo de la infanta Isabel (hija de los Reyes Católicos) y estaba esperando la dispensa papal para desposar con su cuñada María, y con ello pretendía acelerar los trámites para obtener la dispensa.

Se dice también (pero no está probado) que, viudo de Isabel I en 1504, el rey Fernando de Aragón le propuso a Juana que se casara con él.

[8]​ Sin embargo, la religiosa de Coímbra, como complacían en llamarla los castellanos desde que tomó el velo; la excelente señora,[1]​ como decían los portugueses, salía con frecuencia del convento.

Así, hasta el fin de sus días, Juana firmó con las palabras Yo la reina.

Sus restos mortales se hallan actualmente desaparecidos, como consecuencia del terremoto de Lisboa.

Esta política incluyó la destrucción de documentos históricos durante los siglos XIX y XX.

Árbol genealógico de Juana la Beltraneja.
Armas de Alfonso V de Avis que reflejan los títulos de rey de Portugal y rey de Castilla (1475-1479).
Armadura medieval al completo.