No es de extrañar pues que, cuando fue llamado en audiencia en 1493, tuviera muchas razones para preocuparse.
En este sentido, durante su reinado muchos acontecimientos tuvieron lugar.
Entre ellos los siguientes: Todos estos sucesos contribuyeron a la constitución formal del imperio comercial portugués.
Incluso el propio papa recibió una monumental embajada en Roma que pretendía impresionar a toda Europa con las riquezas acumuladas por la Corona portuguesa.
Su matrimonio con la infanta Isabel de Aragón tuvo eminentes tintes políticos.
Las Cortes (la asamblea que reunía al poder real con las diferentes clases sociales del reino) solo se convocaron tres veces durante su reinado de más de veinticinco años, y siempre en Lisboa, un territorio no precisamente neutral.
Reformó los tribunales de justicia y el sistema tributario, adaptándolos al progreso económico que estaba viviendo su reino.