[1] Se dice que era poseedora de una gran belleza, «bien revelada en la blancura de su piel y en el azul celeste de sus ojos».
Creció sin su madre, ya que esta sirvió de peón a la política de su hermano, Carlos I de España, dejando la corte portuguesa para acompañarle primero y luego, casarse con Francisco I de Francia tras la paz de Cambrai, aun cuando no jugó ningún papel relevante en la corte francesa.
Viuda de nuevo en 1547, su madre quiso que se reuniese con ella en España, a lo que se negó, posiblemente acelerando su muerte, ocurrida en 1558.
Estuvo a punto de convertirse en la segunda esposa de su primo y sobrino Felipe (futuro Felipe II), pero cuando las negociaciones estaban muy avanzadas, pese a las trabas portuguesas y las dilaciones españolas, falleció el rey Eduardo VI de Inglaterra, y Felipe contrajo matrimonio con su tía segunda, la reina María I de Inglaterra.
[1] Muy culta, supo proteger las artes, gracias a la gran fortuna que le dejó su madre.