[5][6] Una generación más tarde, Tito Livio escribió que se realizaron por primera vez en el año 310 a. C. por los campanios en celebración de su victoria sobre los samnitas.
[26] Diez años más tarde, Escipión el Africano ofreció un munus conmemorativo en Hispania para su padre y su tío, víctimas de las guerras púnicas.
[41] Sila, durante su mandato como pretor, con ocasión del funeral de su esposa demostró su habitual perspicacia al quebrantar sus propias leyes suntuarias para ofrecer el munus más lujoso que se había visto hasta entonces en Roma.
Sin embargo, los emperadores continuaron subvencionando los juegos como una cuestión de un interés público que todavía no había disminuido.
[n 5][67][68] En 393 Teodosio I adoptó el cristianismo niceno como religión estatal del Imperio romano y prohibió las fiestas paganas.
[75] Los primeros munera tenían lugar en o cerca de la tumba del difunto y eran organizados por su munerator (persona que hacía la ofrenda).
Por ejemplo, tras la primera guerra judeo-romana las escuelas de gladiadores recibieron una gran afluencia de judíos; los considerados no aptos para su entrenamiento como gladiadores habrían sido enviados directamente a las arenas como noxii (lit. 'dañinos'),[83] los mejores —los más robustos— fueron enviados a Roma.
[89] Nerón le dio al gladiador Spiculus propiedad y residencia «igual a la de los hombres que habían celebrado triunfos».
[92] En 66 d. C., Nerón hizo que hombres, mujeres y niños etíopes lucharan en un munus para impresionar a Tiridates I de Armenia.
[97] En Halicarnaso, un relieve del siglo II d. C. representa a dos mujeres combatientes llamadas «Amazona» y «Achillia»; su combate terminó en un empate.
[106] Calígula, Tito, Adriano, Caracalla o Didio Juliano compitieron en la arena, tanto en público como en privado,[107] aunque el riesgo que corrieron era mínimo.
[124] Los espectáculos comenzaban generalmente con venationes (cacería de animales) y bestiarii (luchadores con bestias), que duraban hasta el mediodía.
[131] Una vez decididos los emparejamientos se realizaba un combate de entrenamiento (prolusio) utilizando armas sin filo (arma lusoria).
[121] Los espectadores preferían ver ordinarii formadas por gladiadores cualificados y bien emparejados con estilos de lucha complementarios para que el combate fuera lo más reñido posible.
En ocasiones se podían realizar combates incruentos con armas romas (lusio) durante la parte principal del munus.
[143] Suetonio describe un munus excepcional de Nerón, en el que nadie fue asesinado, «ni siquiera noxii (enemigos del estado)».
[171] Si no había muerto durante el combate, un gladiador al que se le negaba la missio era rematado por su oponente.
[195] Un gladiador podía esperar pelear en dos o tres munera al año; un número desconocido habría muerto en su primer combate.
[76] En la época imperial los hombres libres voluntarios requerían el permiso de un magistrado para incorporarse a una escuela como auctorati.
[213] Todos los potenciales gladiadores, ya fueran voluntarios o condenados, estaban obligados a cumplir con su deber mediante un juramento sagrado (sacramentum).
Los estilos de lucha se aprendían probablemente a través del ensayo constante como «números» coreografiados.
[n 12] La disciplina, para mantener a gente tan dura y violenta, podía ser extrema, incluso letal.
[223][224] A pesar de ejercer sobre ellos una dura disciplina, los gladiadores representaban una inversión sustancial para su lanista por lo que, en general, estaban bien alimentados y cuidados.
[229][230][231] Las costumbres e instituciones modernas ofrecen pocos paralelismos válidos con el contexto legal y social de los munera gladiatoria.
[240] En los primeros tiempos del Imperio, algunos se vieron obligados a participar en formas crueles y extravagantes de representación mitológica o histórica, que finalmente desembocaban en su ejecución.
Estos damnati al menos podrían dar un buen espectáculo y recuperar algo de respeto o incluso, en muy raras ocasiones, sobrevivir para luchar otro día.
[248] Todos los voluntarios contratados, incluidos los de la clase ecuestre y senatorial, eran legalmente esclavizados por su auctoratio porque implicaba su sometimiento, potencialmente letal, a un maestro.
La disciplina militar romana era muy estricta, lo suficientemente severa como para provocar amotinamientos, a pesar de las consecuencias.
El incidente fue tan grave que Nerón prohibió los munera gladiatoria (aunque no los juegos) en Pompeya durante diez años como castigo.
[306] En la era imperial tardía, Servio utiliza el mismo término despectivo que Cicerón —bustuarius— para referirse a los gladiadores.