Libitina es, en la mitología romana, una diosa de los muertos,[1] el inframundo, y el entierro.
Libitina es la diosa romana encargada de velar sobre las obligaciones con los muertos.
Tenía su santuario en un bosque sagrado muy probablemente situado al sur de Roma, en el Monte Aventino.
Por un falso juego etimológico y por haberse relacionado con Libido (la pasión), esta antiquísima diosa fue asimilada a Venus y su nombre pasó a ser un simple epíteto de esta.
En el Coliseo romano le estaba dedicada la Porta libitinaria, por donde se sacaban los cadáveres de los gladiadores y animales muertos.