En Roma, la damnatio ad bestias fue utilizada como entretenimiento y formó parte de los juegos inaugurales del Anfiteatro Flavio.
El profeta Daniel fue arrojado a los leones por el rey Darío I por su desobediencia, pero escapó milagrosamente de la muerte.
[7] Los leones eran raros en la Antigua Roma y los sacrificios humanos fueron prohibidos, según la leyenda, por Numa Pompilio en el siglo VII a. C..
Además de los leones, se utilizaban otros animales salvajes, como osos, tigres, leopardos, panteras negras y toros.
Fueron presentados por primera vez en el Foro Romano como actitud ejemplarizante, donde al condenado se le ataba a un poste y ante el éxito, fueron localizados posteriormente en los anfiteatros.